El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Carta abierta a Tardà, impar diputado

CARTA ABIERTA A TARDÀ, IMPAR DIPUTADO

“Si el Gobierno persiste en la aplicación del 155, la gente saldrá a la calle de forma pacífica en defensa del Govern legítimo y el autogobierno”.

Joan Tardà

Señor portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados:

Vayan por delante tres consideraciones previas.

Primera. Me consta que en Cataluña hay mucha gente (casi la mitad) que está a favor de la independencia, pero también hay mucha gente, poco más de la mitad, que está en contra de la misma. Un demócrata convencido no solo ha de respetar a la mitad donde él se incluye, sino también a la otra. ¿Usted lo hace? En mi modesta opinión, no. Ahora bien, asumo que puedo estar equivocado. Como usted es filólogo, debe saber qué significa tolerar, pero, por si alguien se decide a leer esta carta abierta y lo ha olvidado, dejaré constancia a continuación de la cuarta acepción que de dicho verbo da del DRAE: “Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”.

Segunda. Habla usted de Govern legítimo, pero, según mi perspectiva, dejó de serlo en el mismo momento en que decidió dedicarse, única y exclusivamente, a gobernar en favor de los ciudadanos independentistas, olvidándose del resto, que fue por él manifiestamente ninguneado. ¿Puede un gobierno seguir llamándose legítimo, después de violentar las leyes (la Constitución y el Estatut) por las que el susodicho ejecutivo es, precisamente, tal? Habla usted de autogobierno, cuando, según mi punto de vista, ha sido, básicamente, ejemplo de desgobierno.

Tercera. Espero lo mismo que deseo, que cada día salgan del armario (o de debajo de las piedras) más catalanas/es como Helena Boadas, hija, por cierto, de la exdiputada de ERC Maria Mercè Roca i Perich, conmilitona suya, en la actualidad edil del Ayuntamiento de Girona, denunciando lo que José Saramago dio en llamar “la colonización del otro”.

¿Qué es lo que ha pretendido, usted (para servidor está claro, embelecar; pero respeto que otras personas opinen de otra manera, y esta sea hasta opuesta a la que sostengo), al aducir tales palabras? ¿Seguir con la misma dinámica (la de sentirse víctima antes, durante y después del esperpento) que tuvo su momento crucial el pasado 22 de septiembre en la Universidad de Barcelona, en la que vino a decirles a los universitarios (ellas y ellos) allí presentes y concentrados, que escucharon su alocución, que serían traidores a su (supuesta) patria (catalana) si no la defendían de (la autoritaria potencia que, supuestamente, la había colonizado) España?

Con la frase del exergo, lo manifestado entre comillas arriba (llámeme malpensado si quiere, pero), ¿no habrá querido más bien apelar a los ciudadanos catalanes afines a sus ideas, para que se opongan a la aplicación del 155 y defiendan lo que algunos miembros del Govern (entre otros, algunos diputados pertenecientes a su propio partido, ERC), que conculcaron (la legalidad vigente) y fueron desleales (a la Constitución, al Estatut, y al reglamento del Parlament), no han logrado, en el tablero y con las reglas de juego establecidas, por la vía legal que aún rige?

¿Qué es lo que ha buscado? ¿Que trasciendan más imágenes de otros miembros de los cuerpos de seguridad del Estado apaleando a la gente, como las del pasado 1-O, de las que intentarán sacar el máximo provecho para la causa soberanista, un rédito parecido al que obtuvieron el día del referéndum (primero suspendido y luego anulado por el Tribunal Constitucional), para que todo el orbe se eche encima del Gobierno de España, que se ha visto obligado a aplicar el 155, un artículo excepcional de la Constitución Española, para que las autoridades que dirigen (mal, pésimamente, según mi criterio, pero acepto otros) la Comunidad Autónoma Catalana vuelvan a la senda de la ley?

¿Va a encabezar usted dichas manifestaciones o pretende embarcar a los demás, para que, si hay palos, reciban otros los que a usted le hubieran correspondido, mas no le van a poder dar, ya que seguramente permanecerá en un segundo plano, intentando seguir chupando (de) la teta del Estado, viviendo como un virrey, o sea, de la sopa boba?

Como aún no se ha declarado la DUI ni se han empezado a aplicar, sensu stricto, las medidas del artículo 155 que aprobará el Senado, tal vez convenga no adelantarse a los acontecimientos.

Si, como aprendí antaño de uno de mis maestros (ahora mismo no sabría decir a ciencia cierta quién fue ni si me impartió directamente clase o no), en el cerebro de la persona más sabia cabe hallar un rincón oscuro para la insensatez, acaso no sea una barbaridad colegir de dicho axioma otro, su complementario, que en la sesera del político más imprudente (actualmente, dentro de España —concretamente, en Cataluña— y fuera de ella hay dónde —el abanico es abierto y amplio— elegir) es posible, asimismo, encontrar un ángulo claro para la cordura y hasta para la más admirable de las genialidades.

Queda a la espera de sus respuestas, si es que lee esta misiva y se digna o tiene a bien contestar

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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