El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Qué honor, el lazarillo ser de Borges

QUÉ HONOR, EL LAZARILLO SER DE BORGES

Dilecta Pilar:

Porque te tengo un aprecio o estima especial y te estoy muy agradecido, empiezo a teclear en mi recién estrenada etapa en la biblioteca municipal de Tudela, tras las vacaciones que contraté en el mes de Augusto y he disfrutado en el mes de Jano, contestando tu correo. Luego trenzaré las décimas y los sonetos que fui escribiendo en servilletas de papel (es una manía, porque tengo dinero para comprar folios o una libreta, pero así, fungiendo de poeta pobre, parece que mi musa se muestra más fértil, o rica en ideas sobre las que servidor pueda ir discurriendo y urdiendo luego).

No ha sido mi reciente estancia en el Puerto de la Cruz crucial, ni para tirar cohetes (pero he conocido a dos parejas interesantes: Pablo y Elena, de Amurrio; y José Luis y Máxima, de Benidorm; entre otras muchas personas). Máxima, verbigracia, trabajó cinco años en la residencia “San Camilo”, de Tres Cantos. Conoció a Santaolalla, a su esposa, Rosa, y a Bermejo.

Cierto, pero en la “tecla” (tienes buena memoria; así llamaba mi madre a la biblioteca)… se está tan divinamente.

Quien no se ha reído de uno mismo no tiene los argumentos necesarios para reírse con los demás. De los demás no se debe reír uno (aunque más de una vez lo hizo otrora).

Si el título os gusta a autoras, ilustrador y editor, miel sobre hojuelas. Me suena a eterno retorno. Al claro del bosque, de Zambrano, aunque nada tenga que ver con el tal, con los tales.

Lo único que precisa el viaje es ganas de hacerlo (si es acompañado por quien amas o quieres, mejor que mejor). Ya sabes que, a veces, uno disfruta más antes de hacerlo (o recordando lo imprescindible y memorable del mismo) que mientras lo hace (bendito fue, es y será ese dedo que fue, va e irá recorriendo el mapa).

Yo me recuerdo traduciendo desde mi sitio y refutando al autor del librito, o proponiendo otra solución y, tras reírse la clase, Mateu abundar en el parecer conmigo. Creo que él me puso dos Sobresalientes. Iso me puso Notable.

Lamento lo de la ceguera, pero ya sabes, por “El principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, que “lo esencial es invisible a los ojos”. Además, como sabes, la invidencia era la condición de (el lazarillo que acompañaba a) Homero y de Borges.

Ya sabes dónde estoy.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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