NADA HAY PEOR QUE AMAR A QUIEN NO TE AMA
“Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo”.
Erich Fromm
Como he constatado que en la actualidad hay quienes valoran a un/a artista más por su orientación sexual que por su ingenio, me he visto, velis nolis, empujado o forzado a completar o complementar una de las pocas ideas que acarreo, porto o porteo, que acaso no sea originalmente mía, pero que vengo defendiendo o sosteniendo, contra viento y marea, desde hace varios años. Ergo, a fin de implementarla, hoy, por primera vez, aduzco que uno/a no es lo que piensa, ni es lo que asevera que ha pensado; tampoco es con quienes se acuesta o decide irse a la cama; uno/a es lo que hace (y por lo que será valorado y juzgado), aquello que corona con su firma, su/s obra/s.
Servidor, lo reconoce sin ambages, es, desde que fue operado, le fue extirpado el colon y porta una bolsa de ileostomía, autosexual. Tiene asumido que esa condición no le hará mejor ni peor letraherido o “verbadebelado”.
Confieso que me gustaría recuperar o volver a ser heterosexual en acto (esa era mi práctica habitual antes de pasar por el quirófano), pero no he encontrado (bueno; me desdigo al instante; sí hallé a la persona especial y adecuada, Pilar, mas no) la circunstancia propicia para llevarla a cabo.
Alguien, ella o él, que esté cuerdo, en su sano juicio, ¿puede argumentar que si un/a homosexual fuera heterosexual, o viceversa, escribiría, esculpiría, diseñaría o pintaría mejor de lo que lo hace? Si hay, entre quienes leen estos renglones torcidos, alguien, que me perdone, pero en estos casos, suelo seguir la estela de mi amigo del alma y heterónimo Emilio González, “Metomentodo”, que al tal (si son varios, a los tales) le adjudica el adjetivo calificativo de cretino.
Ruego encarecidamente que nadie se moleste (ni con él, ni conmigo), pues, él, a su vez, sigue las huellas de Aristóteles, quien en el cerebro del más sabio (quizá se refiriera, con o sin vanidad, a sí mismo) él, el estagirita, había advertido un rincón para que allí descansara, arrumbada o no, la insensatez.
Que cada quien (mayor de edad) viva su sexualidad libremente, intentando que nadie salga perjudicado (salvo que eso le satisfaga, pues a nadie se le escapa que no hay nada mejor para un/a masoquista que estar enamorado/a de un/a sádico/a, porque disfruta un montón cada vez que su amado/a le da calabazas, o sea, siendo humillado/a por él/ella).
Nada hay peor que amar sin ser amado o correspondido, esto es, a quien no te ama y pasa de ti como de un zurullo. Lo (ur)diré de otra manera. No hay nada peor que amar a quien no va a dejar nunca de defraudarte.
Ángel Sáez García
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