El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Me gusta recibirlos y leerlos

ME GUSTA RECIBIRLOS Y LEERLOS

Dilecta Pilar:

Me creo, a pies juntillas, lo que me cuentas sobre la augurada (por los meteorólogos) bajada de temperatura en Zaragoza (y en el resto del país), porque en Tudela estuvo lloviendo durante buena parte de la pasada noche y bajé a la biblioteca vistiendo la trenca (más que chambergo, aunque llame a la susodicha prenda más veces así) de invierno, que ya había lavado y recogido (pero me vi obligado a echar mano de ella o él otra vez). Por la tarde fue suficiente con la americana.

No pongo en tela de juicio, asimismo, que vender y firmar ocho ejemplares no sea lo que me comentas, un éxito. Como yo no he publicado aún un solo libro (aunque con todo lo que he escrito podría conformar varios) no conozco (aunque espigo aquí, ahí y allí ene referencias) a fondo (en toda su extensión) qué es lo que, de verdad, pasa.

Pretendí hacer una gracia al deconstruir el término “sucinta”, amiga; así que no te molestes conmigo, porque no había mala intención por mi parte (sí de que esbozaras una sonrisa). Ya sabes, a veces, constatamos que no nos entienden ni los que lo hacen asiduamente.

Insisto en recordarte lo consabido u obvio, que me hago cargo de tu circunstancia o situación; ergo, no tienes ninguna obligación de responder mis correos. Pero, lo reconozco, me gusta recibirlos y leerlos.

Pues por Tudela, como te consta por cuanto te narro, en lo tocante al tiempo, me cabe referir, escuetamente, ídem, o, más extensamente, tres cuartos de lo propio.

Si tenemos en cuenta una de las dos frases famosas de Demetrio de Falero sobre la amistad (“Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo siempre será un hermano”), creo que, en el ámbito de la mentada (y, por ende, de la fraternidad), para crecer como amigo (y/o hermano) un ingrediente fundamental para lograr dicho fin es mostrar y demostrar al amigo (y/o al hermano, ella o él) que, un día sí y otro también, una/o hace el esfuerzo de comprender a quien se tiene por tal.

Dicen que, salvo la belleza, todo lo demás se contagia, como el bostezo, mero acto reflejo. Me consta que tanto la especie humana como el tiempo atmosférico están desquiciados, pero ignoro de dónde partió la locura (si de la meteorología fue a parar en la humanidad o viceversa).

De nada, amiga/hermana. Las quejas, si las hay, ya sabes a quién dirigirlas, al maestro armero, Demetrio de Falero (la rima me la he puesto ahora como dicen que le ponían las bolas para hacer una carambola a cierto rey otrora).

Ya he medido tu escrito. Es broma. Mide los renglones cabales. Y te digo sobre él lo que sigue:

Me ha gustado mucho tu columna hodierna “Carta al hijo”. Ciertamente, como apuntas al inicio de la misma, la del monarca emérito Juan Carlos I al rey Felipe VI, nada tiene que ver esta epístola, la que comentas en tu artículo, ni en el contenido ni en el tono (el soberano que paró el golpe de Estado el 23 de febrero de 1981 demuestra cariño y se muestra orgulloso y leal con su vástago), con la misiva que Franz Kafka le dirigió a su padre.

Vuelvo a comprobar que mencionas una obra de Fernando Arrabal, “Fando y Lis” (se adelantó el melillense medio siglo, pues el asunto sobre la violencia de género, que también trata, desgraciadamente, sigue siendo actual) que no había leído. Le he echado un ojo (en realidad los dos, que no soy tuerto) a una crítica sobre la misma. Acaso tenga que ver, asimismo, con el tema anterior, la locura de especie y tiempo, mentada arriba.

Hubiera escrito Estado con mayúscula en “golpe de Estado”. El otro día vi y oí un reportaje televisivo sobre Historia Contemporánea en “El intermedio” y te sorprenderías de qué barbaridades respondieron algunos jóvenes que se habían presentado al EBAU (o la EvAU) a preguntas fáciles sobre el dictador Francisco Franco.

En la vida de todo hombre hay luces, sombras y muchas zonas grises. En la de uno o dos reyes, también.

Ojalá todo vaya estupendamente (me temo que el problema catalán y el vasco van a seguir estando en el candelero) y no tengamos que echar de menos estas cuatro décadas prósperas para España y los españoles.

Que mañana firmes muchos ejemplares.

Buen “finde”.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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