El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

De la ola de calor que nos aguarda

DE LA OLA DE CALOR QUE NOS AGUARDA

Dilecta Pilar:

El próximo día 3 de julio, miércoles, en el HRS, cuando acuda a la consulta de la nefróloga, me lo comentará (si es que hay algo que comentar, claro).

El viernes pasado leí tu artículo, de forma rápida, antes de coger el pan y subir al HRS. Volviste a recordar que una/o es la persona que más sabe de una/o, y a estar reivindicativa. Y a tener un recuerdo para tu querido ginecólogo, aunque sus iniciales, ATS, parecieran contradecirte, al proclamar estas que era enfermero, don Antonio Torrejón Sánchez.

Toda persona que tiene una vocación y la trabaja a conciencia se ha hecho digna merecedora de sus vacaciones.

Eso, eso, que la doctora dé buenas nuevas. Mi tío Jesús, “el Pato” (y “el Vasco”, porque, aunque parezca raro, tenía dos apodos; el primero era el familiar, una herencia, y el segundo, el adquirido, tenía que ver con su fortaleza), solía desear, cuando llegaba la hora de la despedida (presencial o telefónica), lo mismo, “que no haya novedad” (tenía un concepto claramente pesimista de la tal).

Extraño es que quien ha vivido la mitad de su vida no haya conocido a un médico (ella o él) a quien deba su vida (o la de un amigo o deudo). Yo siempre recordaré a quien me salvó la mía, don Héctor Ortiz Hurtado, H2 O, a quien rebauticé, cariñosamente, con el apodo de “el doctor Agua”.

Bueno, pues, durante la semana (“A cuantas/os vamos a hervir”, así he titulado la décima que he urdido y ha sido publicada ya en mi bitácora con ocasión de la ola de calor que nos aguarda), habrá que hacer dieta.

Esta mañana he leído tu artículo en el Heraldo de Aragón sobre “Chicho” Ibáñez Serrador, un pionero, sin duda, del medio televisivo. Con la triste y disminuyente ocasión de su muerte, he vuelto a comprobar dos cosas, que en España se entierra muy bien; y que quien quiera recibir alabanzas antes tiene que cumplir con el requisito inexcusable de morirse. De una interviú que le hicieron entresaqué una lección (acaso la de su vida), que, si empiezas a trabajar siendo muy joven y te dejan cometer mil y un errores, todos los habidos y por haber, en dicha juventud, puedes aprender mucho de ellos y, como consecuencia directa de todo ello, tener más de un éxito a lo largo de tu vida laboral (como le acaeció a él). Me quedo con la idea que corona tu artículo, compartiendo tu deseo de que él siga velando por la creatividad nuestra de cada día.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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