El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¿Siempre el mejor deseo se abre paso?

¿SIEMPRE EL MEJOR DESEO SE ABRE PASO?

—Acaso te sirva, “Metaplasmo”, lo que en “El guardián entre el centeno” (1951), Jerome David Salinger recuerda a quien lee su novela: la oportuna distinción que, entre insensato y sensato, halló o estableció Wilhelm Stekel. Para el citado psicólogo austríaco, mientras que el primero ansía morir orgullosamente por una causa, el segundo aspira a vivir humildemente por ella.

Al inicio del canto vigésimo del Purgatorio de la “(Divina) Comedia”, Dante Alighieri sentencia: “Mal resiste un deseo contra otro mejor”. Y, a renglón seguido, aduce el porqué, la razón, o da una posible explicación: para complacer un deseo más intenso y/o extenso u omnímodo que otro, “retiré del agua, contra mi gusto, la esponja de la curiosidad no saturada”.

Acababa de argumentar “Otramotro” las dos ideas susodichas en la tertulia que mantenía aquel día con otros pensionistas asiduos a la misma, en el mentidero habitual, la librería/papelería “El Cole”, cuando Emilio González, “Metomentodo”, uno de sus mejores amigos, disfrazado de la mayor de las moiras (griegas) o parcas (romanas), Átropos, le interrumpió el hilo del discurso y arguyó:

—Si me pones un ejemplo, “Otramotro”, conseguiré entender tu tesis del todo y, por ello, estaré en deuda contigo para siempre, o sea, te estaré eviternamente agradecido.

—Probemos, pues, a ver si el intento que me dispongo a coronar resulta, amén de didáctico o instructivo, un éxito. Imagina, “Metomentodo”, que estás o te sientes como cuando fuiste un niño de corta edad y un domingo estrenaste camisa, pantalones y zapatos para ir a visitar a tus abuelos paternos o maternos al pueblo donde estos residían, Cornago o Cabretón, pues, dentro de un mes escaso, vas a poder ver cumplido el sueño, que llevas durante tanto tiempo deseando que devenga realidad, de viajar en avión con otros pensionistas (que aún siguen estando afiliados, como tú, al sindicato) a Roma. Ya has pagado el paquete vacacional. Sigue imaginando que alguien, una fémina que conociste el pasado estío, durante tus vacaciones en Tenerife, a quien diste en llamar o regalaste la metáfora de “el as de oros” y quedaste prendado de su arrolladora persona(lidad), te llama por teléfono para comentarte que ha decidido pasar esa concreta semana en tu ciudad, Algaso, y quiere que seas su cicerone y acompañante durante la misma. ¿Darías por bueno y sensato perder el dinero de ese ansiado paquete vacacional por disfrutar esos siete preciados o preciosos días de hipotética dicha impar con quien te llena en tantos aspectos o sentidos, Isis? Yo, a ojos cerrados, contesto lo obvio (para mí, que, asumo y juzgo, puede ser catalogado por los demás como clamoroso yerro, claro), que sí.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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