El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

He decidido que no haré tal cosa

HE DECIDIDO QUE NO HARÉ TAL COSA

Amada musa tinerfeña, Iris:

Ayer me llegó a una de mis direcciones de correo electrónico la convocatoria de un concurso de poesía. Reconozco que me hizo ilusión y me animé a participar. Hoy he decidido que no haré tal cosa. Permíteme que (como publico casi todo lo que te urdo, calle o deje en esta ocasión en el tintero la razón concreta; algún día, en la intimidad, si se tercia, te la referiré con gusto por extenso). Con uno de los sonetos que otrora te escribí (no sé cuántos te habré trenzado, ¿cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta?; no me voy a poner ahora a contarlos; sí me consta que, durante un fin de semana, te escribí siete: dos el viernes, dos el sábado y tres el domingo, si no marro; y es que, cuando me pongo en serio y cojo carrerilla, no paro; y me desdigo y reafirmo al momento, porque los paro a pares o de tres en tres) y aún no han visto la luz, para que no apareciera tu gracia de pila, Iris, y este nombre, diera pie a que, indagando, rastreando, se pudiera llegar a colegir, fácilmente, que es el de mi musa literaria por antonomasia o excelencia, hice algunos cambios o variaciones. Elegí, por ejemplo, el nombre de Isabel, por ser un anagrama de Lesbia, el que escogió el poeta latino Catulo para llamar a su real, amada, casada con otro y destinataria de sus versos, Clodia.

Te apunto, primero, la versión que, originalmente, te escribí y, después, con  la que había pensado concursar en dicho certamen poético, pero que, a la postre, por el motivo que, por ahora, me ahorro (brin)darte, no me presentaré.

AUN MUERTO, URDIRÉ VERSOS, ROSA HERMOSA

¡Quién pudiera mudarse en mariposa; / y, así, en tu piel gozar de un rincón fijo! / ¡Quién pudiera tener contigo el hijo / que anhelé procrear con una diosa! // Sé, Iris, que eres la musa más piadosa / que adoro de este mundo. Si me exijo / tanto es por lo que un día el mar que dijo, / que, aun muerto, urdiré versos, rosa hermosa. // También me adelantó que la tarea / tendría inconvenientes no letales / y sí satisfacciones inmortales // si convencer lograba a quien marea. / En medio del proceso aquí descrito / me hallo, pero el soneto ya está escrito.

AUN MUERTO, URDIRÉ VERSOS, LESBIA HERMOSA

¡Quién pudiera mudarse en mariposa; / y, así, en tu piel gozar de un rincón fijo! / ¡Quién pudiera tener contigo el hijo / que anhelé procrear con una diosa! // Sé que eres, Isabel, escandalosa, / de orgasmo encadenado. Si me exijo / tanto es por lo que un día el mar que dijo, / que, aun muerto, urdiré versos, Lesbia hermosa. // También me adelantó que la tarea / tendría inconvenientes no letales / y sí satisfacciones inmortales // si convencer lograba a quien marea. / En medio del proceso aquí descrito / me hallo, pero el soneto ya está escrito.

Como habrás comprobado, las mudas han sido pocas, pero distintivas, pertinentes y significativas. Y es que me habían nacido o tenía ganas de ser, amén de lo habitual, guasón o zumbón, picante.

Confía, desea y espera que te haya agrado leer las palabras elegidas por servidor, a las que esta epístola ha dado amparo o cobijo oportuno

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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