El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Recordando tal vez la parsimonia

RECORDANDO TAL VEZ LA PARSIMONIA

SIENDO UN CRÍO DE CORTA EDAD QUIEN FIRMA

Hoy, no sé por qué, me ha dado por recordar un hecho crucial, un suceso ajeno (diría que entonces, otrora, era diario, pero, para no ser tachado de inexacto y/o desmentido por un coetáneo, ella o él, que hubiera sido antaño testigo presencial de la anécdota y, por tanto, le constara la asidua y la recordara con fidelidad, más o menos pasmosa, lo calificaré de frecuente), de mi niñez, del que fui espectador agradecido, atento, interesado y silente, cuando, siendo un crío de corta edad, estaba pasando las vacaciones estivales en Cabretón (La Rioja), en la casa de mis abuelos maternos Leocadio y Cruz.

Bueno, como he hecho algunas pesquisas, indagaciones, y averiguaciones, acaso esté en estos precisos momentos en disposición de afirmar que ahora puede que ya lo sepa o quepa advertir dicha razón o motivo en un acto concreto. Esta mañana, después de pasar a ordenador cuanto redacté ayer en casa a mano con la inestimable ayuda de mi fautor bolígrafo azul en una de las computadoras de la biblioteca pública de Tudela “Yanguas y Miranda”, sita en la calle Herrerías, he salido por la puerta de atrás, que da a la plaza del Mercadal, y he encaminado mis pasos hacia la Avenida del Barrio (de Lourdes), donde vivo. Antes de dirigirme al edificio en el que está el piso donde resido, me he detenido en “Bajo Cero”, la tienda donde he cogido la media y diaria barra de pan, que María, su solícita dueña, me ha metido dentro de la bolsa de papel habitual (y he escrito lo correcto y oportuno; solo la he tomado y me la he llevado sin pagar, porque ese menester, apoquinar con antelación el precio de las siete medias barras de pan que asiduamente consumo a la semana, ya lo hice ayer —y, como María no abre su local el domingo, el sábado, en lugar de media, me la llevo entera, claro—, lunes).

Una vez he arribado a casa, como he vuelto a comprobar, frente al espejo del recibidor, lo obvio, que llevo el pelo largo, he llamado por teléfono a mi peluquería de referencia, “Esteban”, situada bajo los porches de la plaza del Padre Lasa, para que Paula, alumna aventajada del estilista del rótulo mentado, me cortara el sobrante pelo. He hablado con su madre, Teresa, y he quedado con ella en que mañana, a las cinco menos diez de la tarde, estaré allí, Deo volente, para dicho trámite.

El anterior y referido asunto del pelo es el que me ha empujado o llevado a rememorar el cariño y sumo cuidado, la parsimonia y el tesón esmerado que ponían la tía Martina y mi abuela Cruz, amigas y vecinas, en limpiarse y peinarse recíprocamente el blanquísimo y largo pelo que, a la sazón, tenían y solían llevar recogido ambas en sendos moños perfectos. En aquel mutuo acto advertí claros antecedentes del ceremonial o ritual que luego, cuando tuve más uso de razón, noté en la liturgia de la misa, por el lado religioso, o del amor carnal, por el lado laico, mundano, sexual. Así, por ejemplo, en las dos jofainas o palanganas con agua que usaban ellas vi los recipientes que utilizaban los curas en Semana Santa, cuando lavaban los pies a varias personas. A mí un sacerdote me hizo dicho lavatorio el Jueves Santo del año que hice mi primera comunión (entonces todos los comulgantes portábamos en dicho acto en la iglesia la misma vestimenta, un hábito blanco), junto con mi hermano José Javier y otros niños (ellas y ellos), en Cabretón.

La primera vez que tuve al alcance de mi vista, aunque la estancia estuviera en penumbra, el cuerpo semidesnudo de una fémina, y de mis enfebrecidos labios y de los temblorosos dedos de mis manos su piel canela, no pude dejar de besar, de dar incontables ósculos a aquel ondulado mapa deseado y deseante, recordando tal vez la misma parsimonia que la tía Martina y mi abuela Cruz ponían en su periódico afán.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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