El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Cuando salta la liebre, hallas la perla

CUANDO SALTA LA LIEBRE, HALLAS LA PERLA

Conviene que estés sumamente atento a cuanto lees y que leas todo lo que caiga en tus manos, cuanto puedas, porque, como solía decir Plinio el Viejo y gustaba recordar su sobrino Plinio el Joven, ningún libro es tan malo que no aproveche en alguna de sus partes. Bueno, pues quien acaba de mencionar aquí un libro quiere decir, asimismo, un artículo de opinión, o cualquier otra colaboración literaria o periodística, bien sea una columna o una tribuna. Porque, insisto, cuando menos lo esperas, salta la liebre, esto es, ocurre lo imprevisto, verbigracia, hallas una perla preciosa, valiosa. Por ejemplo, el sábado 5 de noviembre de 2022, en la página 35 del prestigioso diario EL PAÍS, en la columna que firmaba su autor, Boris Izaguirre, y llevaba por título esta pregunta, “¿Dónde vas, Elon Musk?”, subrayé dos frases: “Nunca luches contra un cerdo. Te vas a llenar de mierda y el único que se va a divertir es él”, ajena, y esta, sí, de Boris, “me declaro fan de la frase”. Abundo en el mismo criterio o parecer de Izaguirre (coincida, o no, con las razones que él alegue).

Cuatro días más tarde, el miércoles 9, a mediodía, realizada la tarea que me había asignado o autoimpuesto, como disponía de tiempo extra, y aún me hallaba frente al ordenador habitual de la biblioteca pública “Yanguas y Miranda”, sita en la tudelana calle Herrerías, donde quien acuda a dicho recinto cultural, si es primerizo, comprobará cuanto le adelanto, que sus responsables, Pilar, Teresa y Luis, le atienden con afabilidad, me dio por pensar qué podría hacer con las dos frases de marras, que había anotado, según mi inveterada costumbre, en la libreta de tapa negra, cuando he reparado en que tenía tres correos electrónicos sin abrir en mi dirección de Gmail más usada. He clicado o pinchado en el de Isabel Lesbia Belisa, alias de una comunicante esporádica, y he leído su breve contenido, que, si obviamos el saludo, la despedida y la firma, dice así: “Con la idea que te acaba de brotar, nacer o surgir (ya ves, escribo como tú; eres mi modelo a seguir, sin recochineo, sin ganas de mofarme de ti), una vez la tienes clara, cristalina, ¿qué te lleva, Otramotro, a decantarte por encauzarla por el canal de la prosa o por el del verso?”.

No le he respondido, al momento, a la cuestión palpitante, la planteada, pero sí le he dado las gracias por formulármela, al instante, ya que, como es sabido, si hay una expresión que acarreo y viaja conmigo desde ni se sabe cuánto tiempo es esta, que “de bien nacido es ser agradecido”, un endecasílabo perfecto, con acento preceptivo en la sexta sílaba, como mandan los cánones. Así que procedo a contestarle aquí, a continuación, con otra pregunta, que lleva camino o trazas de devenir en boutade: ¿Y por qué no hacerlo por el doble motivo aducido?

Dilecta Isabel Lesbia Belisa, a veces, la idea es tan sencilla o simple que diez versos octosílabos (u once o doce) son suficientes para coronarla, para dar cuenta completa de ella. A veces, la idea, que creías que ya habías alumbrado o parido y ya andaba amorrada al pezón de una mama, compruebas o descubres que continúa su embarazo, engordando (como sostenía Camilo José Cela, que identificaba a una novela con un saco en el que cabía de todo). A veces, puedo usar primero la prosa y luego el verso, como he determinado hacer aquí.

Puedo arrancar un texto haciendo una glosa (no una losa) o paráfrasis con la frase original y decidir que esas cinco primeras palabras sean su rótulo:

NUNCA LUCHES CONTRA UN CERDO

Nunca luches contra un cerdo. Va a querer jugar sucio, o sea, imponer que libréis los combates en su terreno, en su pocilga; y va a quedar enmerdado hasta tu DNI. Además, barrunto quién va a salir airoso de esos lances, victorioso, divertido, él, el cerdo.

Bueno, pues, tomando como dechado a seguir tu glosa o paráfrasis, puedes complementarla o completarla, urdiendo los diez versos de la décima dialogada que repite título idéntico:

NUNCA LUCHES CONTRA UN CERDO

 

—Nunca luches contra un cerdo.

Va a querer que en los combates

No uséis guantes, sino bates;

Y, como él, te muestres, lerdo.

—Esas lides no me pierdo.

Doy por bueno que el furioso

De esos duelos salga airoso;

Siempre que a la porquería

Le acompañe la alegría,

Que se solace el curioso.

 

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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