EXISTE UNA SEGUNDA EDAD DEL PAVO
Después de divorciarse de su esposa,
Constató, de la testa al mismo rabo,
Que existe una segunda edad del pavo,
Igual que la anterior, necia y odiosa.
Sé de una peripecia, sí, curiosa,
Porque me la narró un segundo “Gabo”,
Amigo al que en el séptimo yo alabo
Por el consejo dado: no a la ociosa.
Seguirás cometiendo errores varios,
Incurriendo en idénticos defectos,
Por pedir a las féminas afectos
Que no les brotan de sus dos ovarios.
Marrarás, si mendigas los cariños,
Siendo adulto, con ojos de los niños.
Ángel Sáez García