EL PROGRAMA SOBRE FRANCO DE 'PERIODISTA DIGITAL'

FRANCO, MEMORIA VIVA DE ESPAÑA VII: La División Azul

Volvemos a la carga con la historia real del legado de Franco, en contraposición al relato adulterado por la izquierda progre de las últimas décadas.

En este séptimo capítulo abordamos junio de 1941, cuando un poderoso ejército alemán compuesto por 3 millones de hombres asaltó las posiciones defendidas por el Ejército Rojo soviético, arrollándolo todo a su paso.

Un programa tremendamente cuidado de la mano del historiador Fernando Paz, el periodista Eduardo García Serrano y con Carlos Pecker a la realización.

En la Europa ocupada por la Wehrmacht, y en buena parte de los países neutrales, se produjeron frecuentes escenas de júbilo: la Unión Soviética iba a ser aniquilada y su torva amenaza para la civilización occidental, destruida.

España también estalló de entusiasmo. La juventud falangista se echó a las calles de las principales ciudades del país reclamando un puesto de vanguardia en la lucha contra el enemigo comunista, al que culpaban de la recién terminada guerra civil, cuyas huellas eran aún muy visibles.

El gobierno de Franco vio en la campaña contra la URSS la posibilidad de saldar la deuda contraída con Berlín entre 1936 y 1939, reducir la presión de Berlín para que España entrase en la guerra junto al Eje, una persistente presión que duraba ya un año, y alegar su participación para defender sus derechos nacionales en la Europa que saliese de la guerra.

Para ello se pensó en enviar una unidad militar compuesta por voluntarios, como reclamaba la Falange, pero encuadrada por militares profesionales, como proponía el Ejército. El nombre oficial en España fue el de División Española de Voluntarios, y en Alemania sería clasificada como División 250 de Infantería de la Wehrmacht, pero sería universalmente conocida como la División Azul debido al color de la camisa falangista que los voluntarios vestían bajo el uniforme.

El alistamiento fue masivo en toda España, y hubo que rechazar a numerosos reclutas para limitar el número de soldados a casi 18.000 voluntarios, una cifra enorme para unos efectivos que debían ser divisionarios. El 13 de julio salieron los primeros voluntarios para Alemania, donde recibirían un corto adiestramiento militar en el campo de instrucción de Grafenwöhr, en Baviera.

La unidad se articuló en 4 regimientos, tres de infantería y otro de artillería, y estuvo dirigida por el general Agustín Muñoz Grandes quien, muy querido y admirado por sus hombres, reunía la condición de militar y falangista.

El 31 de julio de 1941, la División juró obediencia a Hitler como jefe de las Fuerzas Armadas alemanas y sólo en la lucha contra el comunismo. El 19 de agosto, partió para el frente ruso, en dirección a Smolensk pero, tras atravesar Polonia y parte de Bielorrusia a pie, tuvo que dar la vuelta y dirigirse hacia el norte, hacia el río Voljov.

Los primeros combates de la División Azul tuvieron lugar en la emblemática fecha del 12 de octubre. Para entonces la tenacidad del Ejército Rojo estaba consiguiendo detener el avance del ejército alemán que, confiado en su poderío, no había previsto nada para el caso de que sus optimistas previsiones se vieran frustradas; en octubre, ya se empezaban a desvanecer las ilusiones al respecto de que la campaña iba a ser corta y victoriosa.

A lo largo de 1942 y 1942, la unidad española se mantuvo en el frente del Voljov, pero mediado ese año sería trasladada al frente de Leningrado, ya que el mando alemán había previsto la toma de esa ciudad para ese verano. Sin embargo, Leningrado jamás fue conquistada.

Los efectivos divisionarios originales comenzaron a ser relevados a fines de 1942 por nuevos contingentes procedentes de España, mientras Muñoz Grandes era sustituido por el general Emilio Esteban Infantes.

La guerra que libró la División Azul en el frente norte fue de fuerte carácter defensivo, sin grandes avances ni operaciones blindadas relámpago; fue una guerra dura y poco espectacular, de bombardeos, golpes de mano, trincheras, barro, frío extremo y piojos que atormentaban cruelmente a los combatientes.

En ella brillaron los españoles con un arrojo reconocido tanto por sus camaradas germanos como por sus enemigos soviéticos, que sufrieron a manos de los españoles un número de bajas mucho mayor que el que ellos causaron a los divisionarios.

En total, pasaron por las filas de la unidad unos 45.000 soldados, de los que 5.000 dejaron sus vidas en Rusia y otros 11.000 quedaron mutilados o fueron heridos o prisioneros, de estos últimos sólo 464.

El mayor número de bajas, con mucha diferencia tuvo lugar en la batalla de Krasny Bor, librada en febrero de 1943, en donde la división sufrió unas 4.000 bajas, de ellas 3.645 caídos en combate.

El número total de condecoraciones concedidas fue de 4.732, de ellas 135 cruces de hierro de primera clase.

Cuando la División Azul fue retirada por razones políticas en octubre de 1943, quedó en Rusia un pequeño contingente conocido como la Legión Azul, que se mantuvo en el frente hasta marzo de 1944, como parte de la 121 División de Infantería de la Wehrmacht.

Los restos de los voluntarios que no querían ser repatriados, y algunos españoles más que atravesaron la frontera en 1944, formaron en unidades de la Wehrmacht y de las Waffen SS hasta el final del conflicto, en mayo de 1945.

Los últimos españoles repatriados llegaron a España el 2 de abril de 1954 en el buque Semíramis; algunos de ellos habían soportado casi 13 años de infernal cautiverio, durante los que habían mantenido su fe, su nacionalidad española y sus convicciones falangistas con ejemplar tenacidad.

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