Raúl del Pozo reclama prudencia al próximo Rey: “Si Felipe VI pisa el charco catalán saldrá pringado”
Existe en Madrid una avenida relativamente importante que lleva el nombre de Pablo Iglesias. Se llama así, obviamente, en honor al fundador del PSOE; pero al ritmo que vamos igual alguien propone completar la denominación de la vía con un ‘Turrión’ para que pase a estar dedicada al líder de Podemos. En cualquier caso en España se ha vuelto imposible abrir las páginas de un periódico o encender una televisión sin toparse con el mediático profesor-político trotsko-bolivariano español o con alguno de sus compañeros, como Errejón o Monedero.
VERDAD O MENTIRA: VOTE LA FRASE DE FERRÁN MONEGAL
Este humilde lector de columnas desearía esquivar los artículos referidos a este personaje y su partido, como trata de hacer con todos los que tiene que ver con el fútbol. Pero lo triste es que como se eviten ambos temas uno se queda sin artículos que comentar. Así que, al final, hablaremos de algunos textos referidos a Podemos e, incluso, a uno sobre balompié. Lo haremos, siguiendo nuestra costumbre, tras hacer sonar nuestra armónica de afilador.
Arrancamos en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’, con un texto del crítico televisivo que comparte dicha publicación con el programa radiofónico de Julia Otero. Ferran Monegal dedica La monja y el peludo a comentar la presencia en las pantallas de Lucía Caram y, sobre todo, Pablo Iglesias en ‘Las mañanas de Cuatro’:
Esa imagen de la monja y el peludo, la mañana del pasado viernes, coincidiendo en el diagnóstico de la grave enfermedad que afecta a la vida política española, habrá puesto de los nervios a la caverna. Y fuera de la caverna también.
Y, atentos, porque Monegal se pone generoso con el programa de radio ‘hermano’ de Periodista Digital y lo cita en su artículo, aunque sea para criticar a una entrevistada:
‘Las mañanas de Cuatro’ está provocando mucho cabreo en la derecha mediática. La periodista Isabel San Sebastián acaba de declarar en el programa de radio de Alfonso Rojo (‘Rojo y Negro’, Radio 4G): «Yo fui tertuliana de Cintora hasta hace dos semanas (…) pero no puedo estar en un medio donde el moderador ejerce de manager de un político como Pablo Iglesias». O sea que llevar a Iglesias a las tertulias de la tele es hacerle de representante, pero llevar durante años, por ejemplo, a Alejo Vidal Quadras (‘El gato al agua’) es sensata pluralidad y buen reparto de juego. Hombre, aquí lo que escuece es que Cintora está subiendo en audiencia.
Hombre, seamos sinceros. Ningún presentador de ‘El minino remojao’ ha protegido tanto a Vidal Quadras, o a cualquier otro participante en el debate, frente a otros contertulios como lo hace Cintora con Iglesias. Eso sí, es justo reconocer que la apuesta trotsko-bolivariana le está saliendo bien al de Cuatro en lo que a audiencias se refiere. También ha de señalarse que ese mismo comportamiento protector con el de Podemos lo tiene, incluso multiplicado, Iñaki López en laSexta —El descarado trato de favor de Iñaki López con Pablo Iglesias: «No toca ahora hablar de su sueldo como eurodiputado»–.
Tras tomar el puente aéreo y aterrizar en Madrid nos encontramos en El País con un extenso y analítico artículo de Antonio Elorza sobre Podemos titulado La ola, en referencia a la película alemana de igual nombre dirigida por Dennis Gansel. Analiza el largo proceso en la Complutense que ha llevado hasta la creación del partido de Iglesias, Monedero y Errejón y lo compara con la experiencia real en la que se basa el filme antes citado.
El proyecto de Podemos no es como el de Alexis Tsipras, revolucionario, de cambio radical en la Europa realmente existente, sino antisistémico. Al otro lado de la ruptura total con el régimen representativo, esclavo de «los mercados», de esa siniestra transición de 1977 que borró la memoria histórica y sancionó el dominio de los poderosos, estará «el pueblo», reunido en sus asambleas para formar un nuevo poder constituyente (otra vez Chávez), léase minorías activas controladas desde Internet por el Líder (como Grillo). ¿Democracia? Para Iglesias carece de sentido si es la que conocemos, como «procedimiento» y entonces es democracia usar violencia contra ella para derribarla; no obstante como procedimiento se recupera si sirve para descalificar a sus adversarios -siempre «antidemócratas»- o si puntualmente erosiona el sistema (referéndum). Todo vale para acabar con «la casta», con una «Constitución caduca». Claro que como ocurriera con Chávez, no fue él quien montó el caos que le hizo posible.
Es realmente un artículo interesante y bien documentado. Eso sí, a los seguidores de Iglesias no les va a hacer ninguna gracia.
Pasamos a ABC, donde José María Carrascal firma un artículo titulado Contradicciones. El hombre que lució las corbatas más llamativas de la historia de la televisión en España comenta la actitud de parte de la izquierda y los nacionalistas ante la abdicación de Juan Carlos I:
Mayor contradicción incluso fue pedir a Felipe VI aquello de lo que siempre han acusado a sus antecesores en el trono español: inmiscuirse en los asuntos de gobierno.
Añade:
He vivido lo suficiente para haber sido testigo de la estación término de esa izquierda y de esos nacionalismos, que empezaron enarbolando la libertad y los derechos civiles, para luego pisotearlos descaradamente por creerse por encima de esas «normas burguesas» y «opresoras», cuando unos y otros reúnen lo peor de la burguesía y de la opresión. Lo único que lamento es que encuentren todavía ingenuos que, después de haber ocurrido lo que ocurrió en el siglo XX, crean sus palabras melifluas o amenazadoras, al estilo de las que se escucharon en el debate del Congreso el pasado miércoles.
Al pasar a La Razón dejamos por un momento de lado la política (volveremos a ella, y nos toparemos de nuevo con asuntos relacionados con la izquierda y la monarquía) para asomarnos al artículo de contraportada, firmado por Alfonso Ussía. Se titula Promesas y en él se compromete ante San Ciriaco a no pisar la playa si el rumbo de la selección española de fútbol cambia en el Mundial de Brasil. Pero lo que nos interesa es la colleja que da a su propio diario:
El próximo miércoles, la Selección de España -a ver si en este periódico de mi alma dejan de insistir en «La Roja» como si fueran esclavos de Berlusconi, leches-, la Selección de España -insisto-, se juega la clasificación ante la Selección de Chile. Que la Selección campeona del Mundo caiga de manera estrepitosa a las primeras de cambio, es sin duda, una acción aproximada al mayor de los ridículos. Sería comentado con holgado cachondeo en todo el orbe terrestre. Una eliminación posterior entraría en lo normal, pero después del casillazo ante Holanda, otra derrota contra Chile nos avergonzaría profundamente.
Ha leído usted bien, estimado lector, le reprocha a su propio periódico que se refiera a la selección con el apodo que le pusieron en Cuatro. Por cierto, y por si Alfonso Rojo tuviera a bien leer al afilador de columnas le informaremos de algo que nos hemos enterado en fechas muy recientes gracias a su amigo checo-chileno Carlos González. Hay una selección que siempre ha sido conocida como ‘La roja’, por el color de su camiseta, y no es otra que la de Chile.
Sin salir del periódico de la ‘disciPPlina’ volvemos a la política de la mano de Francisco Maruenda, que escribe sobre La izquierda y la monarquía. El director de La Razón se muestra optimista con el futuro Rey de España:
Uno de los grandes aciertos de Don Juan Carlos fue no establecer una corte, pero tampoco sería bueno consagrar una Monarquía desprovista de atributos porque es algo que no hace, por ejemplo, Estados Unidos o Francia. Ni cortesanos ni un perfil que haga parecer que las tradiciones y el protocolo se tienen que lanzar al sumidero de la Historia para dar paso a una impostura sin arraigo para complacer a la izquierda antisistema. Felipe VI se meterá en el bolsillo a la sociedad sin dificultad. Lo tiene todo a su favor. La idea de su padre de abdicar para dar paso a tiempos nuevos muestra su olfato político. Desde la Transición, la izquierda, incluido el PCE, fue leal a una institución que tiene una legitimidad constitucional e histórica. Fue un apoyo ejemplar del PSOE y el PCE que espero que sus sucesores no olviden.
Todavía está por ver si Felipe VI se meterá a la sociedad en el bolsillo sin dificultad, si bien es cierto que los que están reclamando la república en estos momentos le están ayudando a lograrlo. Lo que nos resulta mucho más difícil de creer es que los sucesores del PSOE y el PCE de la Transición no olviden la lealtad que dichos partidos mostraron a la corona en aquel momento. De hecho, nos da la impresión de que son muchos en entre los socialistas y los comunistas quienes apuestan por una amnesia voluntaria.
Terminamos este afilando columnas con dos artículos de El Mundo. Raúl del Pozo escribe sobre Felipe VI, faja roja, que en principio parece que versa sobre el papel del Rey de España como capitán general de los Ejércitos, pero termina hablando sobre otro tema:
El nuevo Rey moderará, arbitrará, sin meterse en lozadales y sin que se le vea el pito. Cuando los empresarios de Foment, que no saben cómo parar la catástrofe, piden la intervención del nuevo Monarca para una negociación con el Gobierno secesionista de Cataluña, no saben lo que dicen. Si Felipe VI pisa el charco catalán saldrá pringado. Las monarquías caen por meterse en cosas que no les incuben. Los nacionalistas siempre han soñado con un pacto con la Corona, con una soberanía compartida. Necesitan cómplices para su tarea de demolición.
Hemos de decir que a algunos nos ha llamado la atención que haya quien reclame tanto al todavía Rey como al que le sucederá en apenas ya cuatro días que apoyen un referéndum independentista. Si el monarca es un símbolo de la unidad de España, en el momento es que esta desapareciera dejaría de tener sentido la monarquía. Les están pidiendo que se hagan el harakiri institucional. Ahí es nada.
Por su parte, Federico Jiménez Losantos dedica Partido de espantados al principal partido de la oposición.
Este socialismo al que, por convención geográfica, seguimos llamando español está sufriendo tal epidemia de gastroenteritis política que, si no dan pronto con la tecla, dudo de que llegue a completar las listas municipales. Ni en las postrimerías de la UCD, en 1982, se vio un ataque de pavor como el que aqueja al PSOE, siglas que, atendiendo a ese terror que lo cerca de lo más arriba a muy abajo, de Este a Oeste y de Norte a Sur, cabría rebautizar como Partido de Sibilinos Objetores Espantados.
Lo cierto es que el cambio de denominación que propone es ingeniosa. Tras comentar diversas ‘espantás’ socialistas, en espacial en la rama catalana, concluye:
Pero entre los objetores espantados del PSOE también hay clases y ayer se manifestó lo que cabría llamar liderazgo sibilino en la espantá generalizada. Susana Díaz, lideresa indiscutible de la deserción si no existiera Carmen Chacón, que ha logrado desertar a la vez del PSC y del PSOE, anunció en El País que no apoyará a ningún candidato a la Secretaría General. O sea, que le da lo mismo quién dirija su partido, lo que piense, diga, defienda o deje de defender. Si no es ella, pasa. He aquí, pues, la primera deserción socialista científica: «O yo, o ¡bah!»
Este humilde lector de columnas no está tan seguro de que la tocata y fuga de Chacón sea definitiva. Algo nos dice que está esperando a que lleguen mejores tiempos para poder dar el paso definitivo.
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