Tienen una curiosa manera de ver la política los representantes de partidos populistas.
Cuando están en la oposición son los adalides de la regeneración de la vida pública y exigen dimisiones a más no poder.
Sin embargo, cuando disfrutan del poder y son pillados en un renuncio, las normas cambian para ellos. Ya no se vuelven tan exquisitos y se parapetan en mil y una excusas para no dejar con canonjía.
La última exponente de esta doble vara de medir es Mónica Oltra.
La vicepresidenta valenciana, imputada por haber encubierto al que entonces era su marido por haber abusado de una menor tutelada, alega que ella no dimite.
La que fuera azote del entonces presidente valenciano, Francisco Camps (PP), recoge cable para sí misma.
LA ALCALDESA DE BARCELONA SE SALTA LAS NORMAS
La primera edil de Barcelona, la populista Ada Colau, fue la pionera en agarrarse a la poltrona a pesar de que el código ético de En Común Podemos (la marca blanca de Unidas Podemos) la forzaba a tener que dejar el cargo tras ser imputada.
El que fuera buque insignia de ‘Salvados’ (laSexta) se comió con patatas estas afirmaciones de Colau en su propio programa:
Si me imputasen por corrupción, mi dimisión la sometería a referéndum.
Pues ni referéndum, ni nada por el estilo ante las acusaciones de haber cometido diversos delitos en la concesión de subvenciones y financiar a entidades próximas al grupo político de los Comunes entre los años 2015 y 2021.
En cuanto se vio imputada / investigada, la política podemita se parapetó en una tupida maraña de palabrería para permanecer en su puesto:
Me parece fuera de lugar plantear ningún cese. Son hechos ya archivados por Fiscalía, que abrió una investigación y llegó a la conclusión que no había ningún elemento de irregularidad. ColaborarÉ con la justicia y mostrarÉ la información disponible. Todo con la total tranquilidad de que las cosas se hacen bien en esta casa. El único dato que tengo a día de hoy es que estos hechos son los que archivó Fiscalía y no hay ningún indicador de irregularidad, por lo tanto me parece fuera de lugar plantear ningún cese.