Otra más.
Y con saña.
Con ese gas, esas pelotas de goma y esas porras que no se atreven a usar contra los violentos separatistas en Cataluña o que esconden prudentes cuando se manifiestan en favor de los asesinos los proetarras de Bildu.
Con la decisión que la Policía de Marlaska no ha tenido nunca en la valla de Melilla o contra los narcotraficantes de Barbate.
El ambiente político en Madrid volvió a cargarse de tensión este viernes, 13 de junio de 2025, cuando miles de personas recorrieron el trayecto entre el Intercambiador de Moncloa y la sede-puticlub del PSOE en la calle Ferraz.
Bajo el liderazgo de Santiago Abascal y el paraguas de VOX, los manifestantes clamaban contra la corrupción y exigían la dimisión inmediata del socialista Pedro Sánchez, mientras coreaban lemas como «¡elecciones ya!».
Lo que comenzó como una protesta multitudinaria y festiva, y poco después de que Abascal y los dirigentes de VOX abandonaran la escena, acabó en cargas indiscriminadas de los fornidos policías de UIP y una nube de gases lacrimógenos, que bloqueó sin miramientos el intento de algunos asistentes de dirigirse pacíficamente hacia el Palacio de La Moncloa.
Lo explica muy bien Bertrand Ndongo, reportero de Periodista Digital, en el vídeo.
El detonante: corrupción, dimisiones y moción de censura
La mecha que ha prendido estas movilizaciones es el escándalo por las comisiones en adjudicaciones públicas, que involucran al exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, revelado tras un informe demoledor de la UCO.
La dimisión forzada de Cerdán no ha calmado los ánimos: más bien lo contrario.
El propio marido de Begoña compareció para anunciar una auditoría interna en el corrupto PSOE e intentar dar carpetazo al asunto, aunque ni siquiera dentro del socialismo las explicaciones han convencido.
En este contexto, VOX ha olido sangre y se ha lanzado a capitalizar el descontento social.
Abascal, acompañado por gran parte de su cúpula –desde Hermann Tertsch hasta Pepa Millán–, no ha escatimado en calificativos: ha tachado a Sánchez de “corrupto” y ha acusado tanto al Ejecutivo socilcomunista como al PP de “repartirse las instituciones” en Bruselas.
Incluso ha vuelto a amenazar con una moción de censura, siempre que algún diputado se sume a los 33 escaños de su grupo parlamentario.
La marcha: banderas, cánticos y símbolos
La marcha arrancó a las 21:15 horas desde el Intercambiador de Moncloa con una columna encabezada por Abascal tras una pancarta que rezaba “Todos a la cárcel”.
A lo largo del recorrido por la calle Princesa y Marqués de Urquijo hasta Ferraz, los cánticos fueron subiendo en tono:
- «Pedro Sánchez, a prisión»
- «No es un presidente, es un delincuente»
- «No es una sede, es un puticlub»
- «Pedro Sánchez, hijo de puta»
Entre las banderas nacionales se colaban símbolos como la cruz de Borgoña.
.El ambiente se caldeaba por minutos, con gritos contra miembros del Gobierno y ataques verbales a periodistas presentes.
Todo discurrió de forma alegre y pacífica hasta pasadas las 10 de la noche.
El punto álgido llegó cuando un grupo numeroso intentó abandonar Ferraz con destino claro: La Moncloa.
La Policía Nacional, bajo órdenes del Ministerio del Interior que dirige Fernando Grande-Marlaska, formó un cordón policial e intentó cortarles el paso hacia Pintor Rosales.
Al grito de “¡Somos el pueblo, cabrones!”, algunos manifestantes intentaron romper el cerco; otros lanzaron objetos e incluso bengalas contra los agentes.
Fue entonces cuando los antidisturbios optaron por usar gases lacrimógenos –no es la primera vez que ocurre en Ferraz– para dispersar a quienes insistían en avanzar hacia el palacio presidencial.
Hubo heridos, personas mayores intoxicadas y mucho alboroto y confusión
Reacciones políticas: Vox aprovecha el tirón
VOX no ha dudado en reivindicar estas movilizaciones como propias.
Abascal insistió ante los medios en mitad del recorrido que “Pedro Sánchez está humillando a los españoles” y acusó al Gobierno Frankenstein de estar sostenido “por otras mafias” además del apoyo “colaboracionista” del PP.
Los gritos de «¡Presidente!» dirigidos hacia él contrastaban con la furia dedicada al jefe del Ejecutivo.
Así transcurre la actualidad política española: entre gritos encendidos, aroma a gas lacrimógeno y mucho ruido mediático… pero pocas nueces legislativas (por ahora).
