LA RETAGUARDIA

Feijóo y Mazón cierran la crisis en Valencia: dimisión acordada y lucha por la sucesión en la Generalitat

Carlos Mazón confirma su dimisión tras un intenso fin de semana de negociaciones con Génova, mientras la sucesión desata una feroz batalla entre las familias del Partido Popular.

La política en Valencia despierta hoy con el eco de una noche intensa, donde el término “dimisión” ha pasado de ser un simple rumor a convertirse en noticia de primera página. Carlos Mazón, hasta ahora presidente de la Generalidad Valenciana, ha hecho oficial a las 9 de la mañana lo que ya es un secreto a voces: su salida del gobierno regional valenciano, resultado de una tensa negociación con Alberto Núñez Feijóo y la dirección nacional del Partido Popular. Aunque las cartas estaban sobre la mesa desde hace días, el desenlace se jugó hasta el último instante, con llamadas entre Génova, Alicante y Madrid acompañadas de café y tensiones, mientras el futuro de la Comunidad Valenciana pendía de un hilo más delicado que cualquier moción de censura.

Un final predecible: de la crisis de la gota fría al enfrentamiento interno

La gestión del devastador fenómeno meteorológico que afectó Valencia el año pasado —y las repercusiones políticas y mediáticas que siguieron— han marcado el inicio del ocaso para Mazón. Las tensiones alcanzaron su punto máximo tras el acto de homenaje a las víctimas que el Gobierno orquestó contra el presidente regionalpara que Mazón fuese abucheado públicamente, incluso ante los Reyes y Feijóo. La amenaza de un cerco judicial, que podría llevar a posibles imputaciones, ha acelerado la caída de quien hace apenas un año era considerado como uno de los barones emergentes del PP.

El partido ha vivido un fin de semana agitado:

  • Viernes: reunión decisiva en Alicante entre los presidentes provinciales (Vicent Mompó, Marta Barrachina y Toni Pérez) junto al secretario general del PPCV, Juanfran Pérez Llorca, para acordar una hoja de ruta y presentar a Mompó como candidato a relevar a Mazón.
  • Sábado y domingo: Mazón se atrinchera en la Casa de las Brujas mientras negocia con Feijóo y su círculo más cercano. En Génova se sopesan opciones entre aceptar su dimisión, buscar un relevo acordado o incluso adelantar elecciones; esta última alternativa es temida por todos salvo por Vox y la izquierda.

La sucesión: ¿acuerdo o lucha interna?

El pacto final entre Mazón y Feijóo se traduce en una inminente dimisión del presidente, quien mantendrá su acta como diputado para protegerse frente al posible cerco judicial. De aquí en adelante, la sucesión se asemeja a un complicado tablero de ajedrez con piezas variadas:

  • Juanfran Pérez Llorca, secretario general regional y diputado regional, aparece como el candidato preferido para asumir una presidencia interina; no obstante, necesitaría contar con el apoyo explícito de Vox para ser investido sin pasar por las urnas.
  • Vicent Mompó, presidente de la Diputación de Valencia, cuenta con el respaldo unánime de los líderes provinciales que han expresado su apoyo a Madrid como figura conciliadora.
  • María José Catalá, alcaldesa de Valencia, es impulsada por Génova gracias al apoyo de Esteban González Pons; sin embargo, tanto el entorno de Mazón como el bloque provincialista prefieren evitar que ella asuma el liderazgo para no provocar una ruptura total con Vox ni alienar al electorado más tradicional.
  • Francisco Camps, veterano en la política valenciana, intenta aprovechar este caos y planea un evento multitudinario para relanzar su candidatura durante el congreso regional previsto para primavera; esto está generando nerviosismo tanto dentro como fuera del partido.

La clave radica en Vox, un socio esencial para cualquier investidura que evite elecciones anticipadas. El partido liderado por Santiago Abascal observa con cierto placer el descontrol popular y ya está preparando su lista de exigencias; saben que pueden decidir el resultado en cualquier momento.

La crisis valenciana no solo afecta a la autonomía sino que también impacta directamente en la cúpula nacional del PP. Feijóo ha decidido intervenir después de meses calculando cada paso; ahora debe demostrar su autoridad frente a los barones y su capacidad para evitar una fragmentación interna. La disputa entre las familias del PP valenciano —con el G-4 provincial enfrentado al sector liderado por Catalá— amenaza con abrir nuevas divisiones justo cuando Vox y la izquierda sueñan con una repetición electoral o al menos con desgastar lo suficiente al partido como para cambiar el mapa político actual.

  • El PP teme que un adelanto electoral sea inevitable si Vox no respalda la investidura del nuevo líder; eso podría significar perder la Generalitat tras solo un año en el poder.
  • Las encuestas internas ya muestran un desplazamiento hacia Vox y un resurgimiento en la movilización por parte de la izquierda; Compromís y PSPV están esperando pacientemente su oportunidad.
  • La situación se complica aún más: si no hay acuerdo pronto, las elecciones autonómicas podrían celebrarse en dos meses, lo que representaría un gran riesgo para todos los involucrados.

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