Pedro Sánchez y Josep Borrell están convirtiendo la Embajada de España en Caracas en su ‘centro de operaciones’ para blanquear el fraude electoral de Nicolás Maduro.
Para lograrlo, el Gobierno del PSOE-Podemos autorizó que el embajador de España en Cuba, Juan Fernández Trigo, sea quien tome las riendas de la embajada de España en Caracas. Un traslado que llega a pocos meses de las fraudulentas elecciones convocadas para diciembre.
Sin embargo, la decisión ya llegó con polémica y una clara señal de favoritismo con el dictador bolivariano.
A pesar de que España, como Estados Unidos o la Unión Europea (UE), reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado del país, será el régimen de Nicolás Maduro el que tenga que autorizar el cambio del líder de la misión diplomática de España en la embajada de Caracas.
La solicitud del Gobierno de España ofrece un doble y peligroso mensaje: por un lado, se desautoriza a Juan Guaidó como autoridad de Venezuela; por el otro, se garantiza que la Embajada de España en Caracas estará en manos de una figura cómoda con el régimen de Nicolás Maduro.
Juan Fernández Trigo, quien se encuentra en La Habana desde 2018, ya conoce cómo es lidiar con un régimen dictatorial que simula ser una democracia. Un conocimiento que le será clave en Caracas para dar su visto bueno a las elecciones parlamentarias.
Es clave recordar que al embajador Fernández Trigo le nombró el antecesor de Arancha González Laya, Josep Borrell.
Justamente, fue Fernández Trigo quien ha venido acercando al Gobierno de España con el régimen de Cuba. No en vano, fue quien organizó todos los detalles para la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en noviembre de 2018 y el viaje de Estado de los Reyes, a finales de 2019.
Eliminar al embajador incómodo para el chavismo
Con este movimiento, el PSOE y Podemos sacan de Caracas a Jesús Silva. Se trata del actual embajador que fue nombrado por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2017.
En sus más de tres años en la Embajada de España, Jesús Silva se vio expulsado durante tres meses por el Gobierno de Maduro a principios de 2018, en represalia por un paquete de sanciones que anunció la UE contra dirigentes del régimen.
Un año después, a finales de abril de 2019, Silva acogió en la residencia de la Embajada al opositor Leopoldo López, horas después de que fuera liberado de su arresto domiciliario por militares afines al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, al que España y otros países reconocen como presidente encargado del país.
En junio de este año, Maduro amenazó con sanciones diplomáticas al embajador acusándole de «complicidad» con Leopoldo López, al mismo tiempo que expulsaba a la embajadora de la UE en el país.
Todo ello unos días después de un choque entre la ministra de Exteriores y su colega venezolano por la designación del Consejo Nacional Electoral para los comicios de diciembre.
El plan de España a favor de Maduro
Como adelantó Periodista Digital, el Gobierno de Pedro Sánchez y el alto representante para la política exterior europea, Josep Borrell, están trabajando conjuntamente para dar validez a las elecciones convocadas por la dictadura de Venezuela.
El objetivo sería aceptar las elecciones, a sabiendas de que el resultado será favorable al régimen y que supondrá la salida de Juan Guaidó de la Asamblea Nacional, con la excusa de que las votaciones tenían “un pequeño espacio democrático”.
La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González, ya mostró señales en ese sentido al indicar ante los medios de comunicación que “si hay espacio, por pequeño que sea, para que se celebren elecciones con condiciones democráticas España lo apoyará”.
Nicolás Maduro es consciente de que la mayoría de la Unión Europea rechaza tanto las elecciones como su régimen dictatorial. Por eso, se centra en su principal aliado dentro de la región: el Gobierno del PSOE-Podemos.
El dictador venezolano está pactando con el Gobierno de Pedro Sánchez el envío de una “comisión privada” de la UE (liderada por España), que legitimarán el resultado una vez realizado el fraude electoral de diciembre.
Maduro ya dejó entrever el plan instando a la Unión Europea a enviar a Venezuela una comisión que observe “en privado” las próximas elecciones parlamentarias.
“Si no pueden mandar una súper comisión a las elecciones de Venezuela, manden una comisión en privado”, manifestó el dictador venezolano.
Justamente, esa “comisión privada” bastaría para contar con un respaldo internacional de su fraude, más allá de sus imparciales aliados de Cuba, Rusia, Argentina, México e Irán.
“Si quieren ver la verdad, manden una comisión en privado, nosotros los vamos a atender muy bien y ustedes podrán ver la campaña electoral, las elecciones, podrán ver la verdad de Venezuela”, lanzó el señuelo Maduro ya negociado con el PSOE y Podemos.
Aunque Maduro se ha referido constantemente a una “comisión”, por el contexto y el resto de comentarios, se entiende que habla de una misión de observación electoral, ya que fue esta solicitud la que rechazó el bloque comunitario.
En este sentido, el objetivo es tener un ‘plan B’ al que aferrarse para hacerse con el control de la última institución democrática del país: la Asamblea Nacional de Venezuela.
¿Leopoldo López?
La llegada de Juan Fernández Trigo a la Embajada de España en Caracas pone en duda el futuro de Leopoldo López, quien sigue resguardado de la persecución política de la dictadura bolivariana.