La última negligencia de Pedro Sánchez en la crisis del coronavirus cuesta vidas

La última negligencia de Pedro Sánchez en la crisis del coronavirus cuesta vidas

Pedro Sánchez está proyectando peligrosamente a nivel mundial la imagen de un presidente de Gobierno chapucero al que la crisis de la epidemia por el coronavirus le ha superado de lleno.

El inquilino de La Moncloa no estaba en la jornada del 26 de marzo de 2020 para dar explicaciones sobre el gran timo al que ha sometido a los profesionales y a los pacientes de la sanidad española y mandó a su ministro del ramo, Salvador Illa, a dar la cara y a explicar por qué al Ejecutivo le han dado el timo del tocomocho.

El diario El Mundo, en un editorial verdaderamente duro, ajusta las cuentas con el gabinete socialcomunista, al que le recuerda que lo de los tests rápidos es solo una más de las pifias cometidas a cuenta de la gestión de la pandemia en nuestro país:

España está empezando a proyectar al mundo un paradigma de gestión deficiente frente a la pandemia. A la falta de previsión que marcó los meses de enero y febrero, cuando la agenda ideológica del Gobierno se imponía a las advertencias técnicas que llegaban de China y de Italia, se le ha sumado la falta de coordinación entre administraciones pese a los poderes extraordinarios de que el estado de alarma reviste al Ejecutivo de Sánchez, que decidió colocar al frente del mando único a un ministerio sin competencias ni experiencia de gestión.

Subraya el editorialista que el Gobierno optó por hacer oídos sordos a las advertencias sanitarias y peor aún ha sido conocer que al Ejecutivo le han timado en la compra de los «fiabilísimos» tests rápidos a los que Sánchez se agarraba tan forma tan campanuda al igual que necia:

Se despreció la alerta sanitaria, se actuó tarde y se continúa obrando con negligencia difícil de digerir dadas las consecuencias. En la misma mañana en que supimos que el número de víctimas mortales del Covid-19 superaba los 4.000, la embajada de China en España informaba de que los test rápidos adquiridos por el Gobierno español que han demostrado estos días su nula fiabilidad fueron comprados a una empresa sin licencia.

Un WhatsApp sobre la incompetencia del Gobierno Sánchez en la crisis del coronavirus.

Porque encima lo peor de todo es que el presidente insistió en la idea de que esas pruebas contaba con la plena homologación y todas las garantías sanitarias:

Por mucha unidad que reclame Sánchez, es imposible no escandalizarse ante semejante chapuza. Porque ese material defectuoso que a Sanidad le colocó una compañía china no homologada es el material con el que deben trabajar nuestros médicos y enfermeros en unas condiciones extenuantes, con los hospitales al borde del colapso y con la mayor proporción de personal sanitario contagiado del mundo. Tratando de corregir su pasividad inicial y aprendiendo al fin del ejemplo coreano, el propio Sánchez presumió el sábado de «las garantías sanitarias» de los «test homologados».

Por supuesto, el primer responsable y quien ya queda señalado es el ministro de Sanidad, Salvador Illa:

El pasado domingo el Ministerio de Sanidad anunció el inicio del reparto de 640.000 tests de detección rápida y procedió a distribuir los primeros 8.000 en la Comunidad de Madrid; la cual, al advertir que no estaban validados, tuvo la prudencia de no distribuirlos masivamente. No es posible imaginar un ejemplo más claro de incompetencia y del fracaso de la centralización, que obliga a las autoridades autonómicas a salir al mercado por su cuenta para paliar la situación. Salvador Illa queda ahora en una posición extremadamente difícil de sostener.

Para el diario, es evidente que estamos ante un caso de negligencia inadmisible y difícilmente superable, entre otras razones porque estos fallos cuestan vidas:

Hay momentos en que la negligencia resulta especialmente inadmisible, porque se cobra vidas. Vivimos uno de ellos. No es tolerable que al día siguiente de que la oposición, en un pleno absurdamente alargado hasta la madrugada que deberían haber podido ver todos los ciudadanos, concediera su respaldo al Gobierno para tomar de una vez las riendas de la situación y mejorar la eficacia, nos encontremos con semejante chapuza de abastecimiento sanitario.

Por supuesto, la guinda del pastel lo conforma el empeño de un Pedro Sánchez en abrazarse a unos partidos que en el pleno donde se debatió y se aprobó la prórroga del estado de alarma volvieron a darle la espalda mientras que la oposición tuvo que salir en su auxilio:

Mientras ERC y Bildu, que invistieron a Sánchez, se desmarcan del decreto del estado de alarma y este debe salir adelante con el apoyo de una oposición sistemáticamente denostada por el sanchismo. Los españoles están deseando remar juntos en la misma dirección. El problema es que este Gobierno no sabe fijarla.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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