Por Javier Pardo de Santayana

( Viñeta de Miki y Duarte en Diario de Sevilla el pasado día 30 de enero) (*)

Lo último de este imperio de la estupidez y la incongruencia que nos obsequia con algo nuevo cada día es lo que recientemente ha sucedido con un futbolista extranjero. Sabido es que la mejor liga del mundo es la española y que la afición se sostiene pese a que quienes defienden los colores de nuestras ciudades son en gran parte muchachos de fuera cuyo entusiasmo por el equipo en que en militan está más inspirado por la necesidad de lucimiento para ganar enteros en el mercado de fichajes que en en el tirón de su terruño. Cierto es que a veces traban amistad con sus compañeros de fatigas y se acostumbran a jugar con ellos – por lo cual les cuesta despedirse – mas como es propio y natural de los días que corren y de las realidades actuales del deporte, su corazón está en el fondo del bolsillo.

El resultado es que, convertidos definitivamente en mercenarios, los futbolistas de hoy son vistos como seres que rinden o no rinden, y que, naturalmente, poco importa lo que puedan pensar en términos políticos. Sólo faltaba que en la gresca diaria también entrasen las ideologías. Sin embargo acaba de ocurrir algo inaudito: que la afición del equipo de un barrio madrileño niegue el pan y la sal a un joven ucraniano al que se había fichado, siendo la razón aducida que el muchacho era de pensamiento “nazi”. Y uno se pregunta: ¿Es que de ahora en adelante habrá que etiquetar la preferencia política de cada jugador fichado para consultar luego a los “tifosi” por si tienen a bien el concederle o no su “placet»? Por de pronto, las grandes tertulias deportivas a las que he tenido acceso en estos días no negarían la razón a aquellos grupos radicales, sino que centrarían más bien la discusión correspondiente en si era o no cierta la etiqueta política a que éstos se habían referido. He aquí el terror que causa una posible incorrección política”…

Pero si esto se entiende poco en cualquier país del mundo, menos aún en uno como el nuestro. De entrada el chico no es español sino ucraniano, por lo que ya de entrada la panda demuestra no tener ni idea de lo que ocurre en su lugar de origen, así que había que informarles de que Ucrania ha visto cómo la arrebataba una importante parte de su territorio una potencia que, para mayor osadía, ha tiempo sometió a su población a un genocidio por el procedimiento de matarla de hambre; esto sea dicho sin olvidar tampoco que el país caería en el ámbito soviético, donde permaneció durante largos años. Y habrá también que señalarles que lo que están interpretando como evidentes rasgos de “nazismo” no es – tal como oportunamente subrayó en presencia del muchacho su propio embajador – sino una expresión de solidaridad con los soldados ucranianos; lo que demuestra que el futbolista sabe que su popularidad le obliga a dar un paso adelante en favor de la independencia de su patria. Pero claro, que lo supiera la referida panda de ignorantes sería pedir realmente demasiado a sus entendederas y a ese sectarismo de final de siglo que les pone del lado de los agresores: una especie de anacrónica pasión por un totalitarismo de recuelo de lo más rancio y destructivo que conocemos ya desde hace tiempo.

Así que quienes huelen a totalitarismo son precisamente estos sectarios que, a la par que demuestran su colosal ignorancia de la historia y de la situación del mundo en nuestros días, nos avergüenzan y nos hacen caer en el ridículo. Son los nostálgicos de la revolución de octubre, los que hacen el paripé pseudo demócrata mas sueñan con ponernos a todos a decir “sí, buana”. Son más o menos los mismos que aplauden a quienes asaltan los supermercados violentando a las cajeras, golpean a los ediles y se dedican a transportar bombas caseras cargadas con tornillería; los que reniegan de nuestra cultura y nuestra historia, aquellos que sólo se siente indignados cuando se enteran de que un joven ucraniano apoya a sus soldados en una situación de ser o no ser para su patria.

Fíjense señores qué casualidad curiosa: estos tipos que no saben de nada tampoco parecen enterarse de que en su propio país hay un equipo que según propia declaración está al servicio de quienes pretenden destruir la nación y su constitución; un equipo cuyos dirigentes abusan de sus deportistas al convertirlos en un medio para publicitar sus planes independentistas y aprovechan las grandes ocasiones deportivas para alentar a sus simpatizantes incitándoles a silbar la presencia de nuestro monarca o la interpretación del himno nacional. Y que sólo se ponen verdaderamente serios – tan serios como para negarle el “placet” – ante un joven ucraniano que se moja en la defensa de su patria. Esto cuando bien podría mostrar su indignación hacia los futbolistas utilizados para la agit-prop separatista o hacia los aulladores que apoyan a verdaderos delincuentes, como también ha sido el caso.

Sí; no me digan que no tiene bemoles que en estas circunstancias lo único que ocupa y preocupa a estos impresentables radicales sea el fichaje de un joven ucraniano que, según parece, ha demostrado ser un ejemplar patriota.

PS: Con un gesto de asombro: “¿No sabe usted que para estos ignorantes el patriotismo es nazi?


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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