Por Javier Pardo de Santayana
( Viñeta de Tomás Serrano en El Español el pasado 27 de septiembre ) (*)
Escribo estas líneas un día cualquiera, en este caso el nueve del corriente mes de octubre, en que se me ocurre recoger lo que dicen las noticias de las tres de la tarde en una de las cadenas españolas de televisión. Y he aquí el panorama que describen, más propio de un catálogo de horrores y sucesos que de un retrato de la actualidad de un país europeo que, como el nuestro, aún goza de relativa paz y bienestar. Pues, en efecto, nos cuentan lo siguiente: Que una niña ha sido lanzada desde un piso alto a la calle, y que el autor de la atrocidad, que a continuación hizo lo mismo, es un amigo de la familia acogido generosamente por los padres.
Que un abuelo abusaba sexualmente de su nieta. Y que se supo porque la niña dijo haberse “casado” con él, y esto extrañaría a sus progenitores. Que se encontró a un anciano del que nada se sabía desde hacía cinco días, y le encontraron caído en el suelo de su casa y todavía vivo, si bien en lamentable estado tísico y envuelto en sus propios excrementos. Que se ha venido a España una de las muchas jóvenes venezolanas aspirantes a “miss” de su país, del que decidió huir dada la situación creada por el presidente.
Que abandonó ostensiblemente una comisión de nuestro parlamento su vicepresidenta tras ser insultada por un tipo que es “rufián” de apellido y que, por lo que se ve, lo es también por su comportamiento. Claro que antes de levantarse e irse, la buena señora se despachó tachándole de “imbécil”.
Que el presidente del gobierno se niega a someterse a una sesión en la que se le exigirían explicaciones por haberse demostrado que plagió su tesis para el doctorado.
Que está a punto de entrar en la cárcel un grupo de usuarios de tarjetas negras – políticos, empresarios, representantes sindicales, etc – que las utilizaron libremente para su propio beneficio tal como estaba por cierto previsto por su empresa, un conocido banco.
Que políticos andaluces con acceso a fondos públicos los han utilizado para adquirir drogas y pagar prostitutas en vez de para favorecer a los trabajadores como era oficialmente su destino.
Que un comerciante ha comprado ciento quince kilogramos de pulpo, cien de los cuales fueron sustituidos por un bloque de hielo.
Que se ha incendiado un autobús ya no recuerdo dónde, y que ha prendido un fuego de consideración en una zona de Las Hurdes.
Que una gran tromba de agua se está abatiendo sobre Barcelona en forma de lluvias torrenciales.
Que un alcalde se ha referido a la señora presidenta de una diputación gallega llamándola la “chacha para todo” de un importante colega suyo al que se refirió como el “anciano” tal y cual. Vamos, que no hay por donde coger la actualidad, al menos tal como nos la vienen presentando.
Luego pasarían a la típica sección meteorológica, ya avanzada con la mención de la citada tromba, y aun nos anuncian que se avecina un huracán por el Atlántico. Menos mal que enseguida lo matizan haciendo ver que esperan que no nos dé de lleno.
Y, naturalmente, no faltará el deporte; momento en el que comienzan recordándonos que tanto el Real Madrid como su nuevo entrenador han entrado en una peligrosa crisis. Y para alegrar aún más el día nos comunican la noticia de que se teme una posible petición de extradición para Cristiano, ahora acusado por una antigua amiga que le tacha de violador. Y nos recuerdan otros casos parecidos relativos a deportistas que le precedieron en el trance, como el propio Diego Maradona, que además metió un tanto glorioso con la mano. Luego presentan como actualidad el caso de un regatista brasileño que ha propinado puñetazos a mansalva a quien hasta ahora era “su pareja”: una novia que ha decidido divulgar – creo que en instagram – el resultado de los repetidos golpes recibidos. Y rematan la información con la secuencia de una aparatosa caída de un ciclista que casi se parte el cuello y con una entrevista al presidente de la Liga en la que – mire usted por donde – se pone de relieve el desacuerdo que mantiene con su correspondiente de la federación de fútbol.
Sí; en efecto, no será preciso buscar mucho para que nos encontremos, querámoslo o no lo queramos, con el rostro actual de una sociedad sin rumbo moral y sin sentido de la vida: sólo con una perspectiva tan egoísta como dominada por la complejidad que la supera. Que sería más o menos lo que pensaría un ser que procedente de otro planeta recalase en este mundo nuestro, y que tuviera acceso a la televisión. Pues imagino que quedaría impresionado contemplando así de fácilmente la presencia del mal entre nosotros. Como se extrañaría también, seguramente, de que paguemos para encerrarnos tal como solemos en un local a oscuras para disfrutar en soledad de situaciones terribles y angustiosas: de desprecios y de desencuentros, de escenas de dolor, de muertes y traiciones, de hijos desparecidos y asesinos a sueldo, de torturadores y mujeres engañadas, de terrores casi insoportables.
Así que me pregunto qué pensarán los niños y los jóvenes de ahora cuando, aunque no estén interesados en saber qué pasa, escuchen las noticias o vean la publicidad de las películas.
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(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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