Virgen Guadalupana. 5

Por Carlos de Bustamante

( Basilica nueva de Guadalupe) (*)

No pensaba incluir en este nº 5 sobre la Virgen Guadalupana el sucedido de hace breves momentos. Pero tras no mucha meditación me dije: ¿Por qué no hablar de la Señora en estos días en que lo escribo tan próximos a la Navidad cuando Ella es mujer protagonista? Pues allá va tal cual me sale, consciente de que en absoluto es suceso extraordinario. Lo dejo en curioso y ya es mucho:

Componía esta 5ª entrega adaptada para nuestro blog, cuando forcé un alto para el rato de oración que acostumbro hacer por la tarde. Entré en www.opusdei.org, página web que les recomiendo. Buscaba en ella tertulias en vivo y en directo con San Josemaría Escrivá, que no tienen desperdicio. Se lo aseguro. Cuál no sería mi sorpresa cuando vi una imagen enmarcada de Nª Sª de Guadalupe como tantos la tenemos en nuestras casas. Pinchando (con perdón) en Ella, pude ver un reportaje -como una película- de lo que estaba narrando por entregas.

Aunque todos los humanos personajes estaban muy bien caracterizados, la interpretación gestos y conversaciones o doblaje, dejaban mucho que desear. Y no digamos la imagen y verbo de la Virgen aparecida… En descargo de la buena voluntad que se les supone a los intérpretes, he de decir que conseguir algún parecido con el rostro de la Señora, la dulzura de su voz y la ternura del indito Juan Diego, si no imposible, es empresa harto difícil.

Sea como fuere, la imaginación suplió con creces la imperfección de lo filmado.

Les asevero que me hice actor alternativo de los mediocres artistas. Ora fui el indito, ora el obispo Zumárraga, ora, en fin, cualquiera de los presentes en los impresionantes acontecimientos. No me creerán, que niño bobo, incluso me atreví a intervenir con palabras encendidas de cariño con la Virgen Guadalupana. Y por más atrevido y más niño, me acerqué a Ella in mente, para besar sus pies, sobre la roca del cerrillo donde se aparecía: Oración, oración, oración. Pues qué mejor modo de hacerla que ésta de vivir los acontecimientos (sean éstos u otros) haciéndose actor o presente en ellos. Y “¡voto al chápiro verde!” que permanecí media hora embobado, pero como en la gloria. Bueno, o casi. Seguimos el relato del bellísimo “Nicán mopohua”, con la misma fuente, José María Iraburu en Catholic.net.

-Tercera entrevista con el señor Obispo.

«Al llegar al palacio del obispo, salieron a su encuentro el mayordomo y otros criados del prelado. Les rogó que le dijeran que deseaba verle; pero ninguno de ellos quiso, haciendo como que no le oían, sea porque era muy temprano, sea porque ya le conocían, que sólo los molestaba, porque les era importuno; y, además, ya les habían informado sus compañeros, que le perdieron de vista, cuando habían ido en sus seguimiento. Largo rato estuvo esperando. Ya que vieron que hacía mucho que estaba allí, de pie, cabizbajo, sin hacer nada por si acaso era llamado y que al parecer traía algo que portaba en su regazo, se acercaron a él, para ver lo que traía y satisfacerse. Viendo Juan Diego que no les podía ocultar lo que traía, y que por eso le habían de molestar, empujar o aporrear, descubrió un poco, que eran flores; y al ver que todas eran diferentes rosas de Castilla, y que no era entonces el tiempo en que se daban, se asombraron muchísimo de ello, lo mismo de que estuvieran frescas, y tan abiertas, tan fragantes y tan preciosas. Quisieron coger y sacarle algunas; pero no tuvieron suerte las tres veces que se atrevieron a tomarlas: no tuvieron suerte, porque cuando iban a cogerlas, ya no veían verdaderas flores, sino que les parecían pintadas o labradas o cosidas en la manta.(Tilma).

«Fueron luego a decir al señor obispo lo que habían visto y que pretendía verle el indito que tantas veces había venido; el cual hacía mucho que por eso aguardaba, queriendo verle. Cayó, al oírlo, el señor obispo, en la cuenta de que aquello era la prueba, para que se certificara y cumpliera lo que solicitaba el indito. En seguida mandó que entrara a verle. Luego que entró, se humilló delante de él, así como antes lo hiciera, y contó de nuevo todo lo que había visto y admirado, y también su mensaje.

«Dijo: “Señor, hice lo que me ordenaste, que fuera a decir a mi Ama, la Señora del Cielo, Santa María, preciosa Madre de Dios, que pedías una señal para poder creerme que le has de hacer el templo donde ella te pide que lo erijas; y además le dije que yo te había dado mi palabra de traerte alguna señal y prueba, que me encargaste, de su voluntad. Condescendió a tu recado y acogió benignamente lo que pides, alguna señal y prueba para que se cumpla su voluntad. Hoy muy temprano me mandó que otra vez viniera a verte; le pedí la señal para que me creyeras, según me había dicho que me la daría; y al punto lo cumplió: me despachó a la cumbre del cerrillo, donde antes yo la viera, para que fuese “a cortar varias rosas de Castilla”. Después que fui a cortarlas, las traje abajo; las cogió con su mano y de nuevo las echó en mi regazo, para que te las trajera y a ti en persona te las diera. Aunque yo sabía bien que la cumbre del cerrillo no es lugar en que se den flores, porque sólo hay muchos riscos, abrojos, espinas, nopales y mezquites, no por eso dudé; cuando fui llegando a la cumbre del cerrillo, miré que estaba en el paraíso, donde había juntas todas las varias y exquisitas “rosas de Castilla”, brillantes de rocío, que luego fui a cortar. Ella me dijo por qué te las había de entregar; y así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides y cumplas su voluntad; y también para que aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. Helas aquí: recíbelas.
P.S.: La Señora le dijo que fuese “a cortar varias rosas de Castilla” ¿Puede acaso, digo, ser casual que dijera precisamente rosas de Castilla? ¿Y no era reina de Castila, y no por casualidad, nuestra gran reina Isabel?¿No les parece una deferencia singular por ser Isabel la responsable de la evangelización del Nuevo Mundo? ¿Y no creen, en conclusión, que esta deferencia es un mentís rotundo a la leyenda negra en torno a los indudables méritos de la reina de Castilla primero y luego de España? Pues eso.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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