Un mito marítimo bajo la lupa de la ciencia actual

Un científico desvela el enigma de las desapariciones en el Triángulo de las Bermudas

El investigador británico desmonta décadas de teorías sobrenaturales: la clave está en las olas extremas que azotan la zona

Cada vez que un barco o un avión desaparecía en el Triángulo de las Bermudas, la imaginación colectiva navegaba entre piratas fantasma, ovnis y portales a otras dimensiones.

Sin embargo, el telón parece haberse corrido: la ciencia, esa eterna aguafiestas de lo inexplicable, acaba de presentar una hipótesis tan contundente como un muro de agua. A día de hoy, 26 de agosto de 2025, el debate ha cambiado de rumbo.

El Dr. Simon Boxall, oceanógrafo de la Universidad de Southampton, ha avivado la polémica con una explicación natural y demoledora: las desapariciones masivas en este rincón del Atlántico se deben a las olas gigantes o «rogue waves», capaces de tragarse embarcaciones enteras en minutos.

Esta teoría desafía las narrativas de décadas y, según el propio Boxall, los riesgos de navegar o volar por la zona no superan los de otras rutas marítimas del planeta.

Un triángulo con mucho tráfico y pocas sorpresas paranormales

El Triángulo de las Bermudas abarca un área de más de un millón de kilómetros cuadrados entre Miami, Puerto Rico y las islas Bermudas. Desde 1945, con la desaparición del famoso Vuelo 19 —un escuadrón de bombarderos estadounidenses—, el lugar se volvió sinónimo de misterio y tragedia. Sin embargo, los datos recientes revelan que la proporción de incidentes no es mayor que en otras zonas con tráfico similar.

El auge de las leyendas se explica por varios factores:

  • Densa actividad marítima y aérea: Su proximidad a rutas comerciales clave multiplica las probabilidades de accidentes y errores humanos.
  • Condiciones meteorológicas imprevisibles: El choque de tormentas tropicales y frentes fríos puede transformar el mar en un escenario letal en cuestión de horas.
  • Fallas de navegación y errores humanos: Muchos de los incidentes históricos, como el del Vuelo 19, se atribuyen a desorientaciones y malas decisiones bajo presión.

El poder de las olas monstruo: ciencia en acción

Lejos de las explicaciones sobrenaturales, la teoría de las olas gigantes ha cobrado fuerza tras experimentos y simulaciones recientes. Estas olas, que pueden superar los 30 metros de altura —el doble o triple del oleaje habitual—, surgen por la combinación de tormentas y corrientes que convergen en el Atlántico occidental.

Las características más temibles de estas olas son:

  • Imprevisibilidad total: No siguen patrones claros y pueden aparecer sin previo aviso, incluso en días aparentemente tranquilos.
  • Pendiente pronunciada y ruptura violenta: Una embarcación grande, como el USS Cyclops (que desapareció en 1918 con más de 300 tripulantes), puede quedar suspendida entre los picos de dos olas y partirse en dos en cuestión de minutos.
  • Riesgo elevado para barcos de gran tamaño: Cuanto más grande el navío, más probable es que sufra daños estructurales catastróficos ante una ola monstruosa.

Los estudios de la Universidad de Southampton simularon el comportamiento del Cyclops ante olas de este tipo y demostraron su vulnerabilidad: el casco plano y la longitud del buque lo hacían especialmente frágil.

¿Y qué hay del metano y los portales interdimensionales?

Si bien la explicación de las olas monstruo es la favorita de la comunidad científica, existen otras hipótesis curiosas que, aunque menos probables, también han sido exploradas:

  • Erupciones de metano: El gas atrapado bajo el lecho marino puede liberarse de forma explosiva, formando burbujas gigantes que reducen la flotabilidad y podrían hacer que un barco se hunda rápidamente.
  • Corrientes y torbellinos inesperados: El relieve submarino abrupto, con profundidades que superan los 9.000 metros, puede generar remolinos capaces de desorientar a los marineros y pilotos más experimentados.
  • Fenómenos ópticos y fallas instrumentales: Las condiciones atmosféricas pueden crear espejismos y afectar los instrumentos de navegación, aumentando el riesgo de accidente.

A pesar de la proliferación de teorías sobre ovnis, civilizaciones perdidas o portales a otras dimensiones, ninguna ha resistido el escrutinio científico reciente.

Curiosidades científicas y anécdotas para navegantes escépticos

La ciencia, además de responder preguntas, nos regala historias y datos para alimentar la charla entre amigos:

  • En 1995, un carguero noruego fue sorprendido por una ola de 25 metros en el Mar del Norte; el fenómeno fue registrado por primera vez con instrumentos científicos, consolidando la existencia de las «rogue waves».
  • Las compañías de seguros marítimos, como Lloyd’s de Londres, no consideran el Triángulo de las Bermudas más peligroso que cualquier otra zona oceánica de tráfico intenso.
  • El propio término «Triángulo de las Bermudas» fue popularizado por el escritor Vincent Gaddis en 1964. Antes de eso, la zona apenas se distinguía de otras regiones del Caribe.
  • El fondo del Triángulo es tan profundo que, si el Monte Everest se sumergiera allí, su cima estaría a más de 2.000 metros bajo el nivel del mar.
  • El fenómeno de las olas gigantes fue considerado un «mito de marineros» hasta la década de 1990, cuando la tecnología satelital y los sensores oceánicos confirmaron su existencia real.

Así que, la próxima vez que alguien sugiera que una nave alienígena acecha el Caribe, basta con recordar que, en el mar, el verdadero monstruo es una ola tan alta como un edificio de diez pisos. Y, como diría un viejo lobo de mar, a veces la explicación más sencilla es la que realmente flota.

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