La ineptitud del del poeta Luis García Montero

El Instituto Cervantes pierde por incompetencia la enseñanza del español en la UE, ante un centro belga con ‘mayor calidad’

El Tribunal de Justicia de la UE confirma que un centro belga dará clases de español tras superar en calidad al Cervantes

Luis García Montero
Luis García Montero. PD

Panda de incompetentes.

Y casi todos, enchufados.

Bruselas y Madrid han amanecido con titulares que pocos esperaban: el Instituto Cervantes, referencia mundial en la difusión del español, ha perdido oficialmente su papel como proveedor de clases de español en las instituciones de la Unión Europea.

La decisión, tomada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), avala la adjudicación a la empresa belga Centre de Langues-Allingua (CLL), al considerar que su oferta superaba en calidad a la presentada por el organismo español.

La resolución judicial pone fin a un litigio iniciado en 2020, cuando la Comisión Europea lanzó una licitación para seleccionar quién impartiría el español a los trabajadores de las instituciones comunitarias.

Tanto el Cervantes como el centro belga se presentaron, pero fue CLL quien convenció más a los evaluadores gracias a una propuesta mejor valorada en calidad, a pesar de que la oferta económica del Cervantes era inferior.

Un error administrativo con consecuencias graves

El desenlace no ha sido solo fruto de la competencia. El Instituto Cervantes cometió un error clave: presentó parte de su documentación mediante enlaces web, incumpliendo así los requisitos técnicos del proceso. La Comisión Europea consideró que esto abría la puerta a posibles modificaciones posteriores al cierre del plazo, lo que suponía una ventaja injusta respecto al resto de candidatos. Por este motivo, decidió no evaluar estos documentos y descontó puntos esenciales para la puntuación final del instituto español.

La diferencia fue ajustada pero decisiva: mientras que CLL obtuvo 94 puntos sobre 100 en calidad técnica, el Cervantes se quedó en 82. En el total global, el centro belga sumó 88,89 puntos frente a los 87,40 del organismo español. Este margen permitió a CLL hacerse con el contrato durante un periodo clave para la presencia del español en Europa.

Reacciones y críticas: ¿falta de competencia o exceso de confianza?

La noticia ha generado un intenso debate tanto dentro como fuera de España. El propio exdirector del instituto, César Antonio Molina, calificó el resultado como «preocupante» y destacó lo simbólico que resulta que España no pueda impartir su propio idioma en las instituciones europeas. Para muchos observadores, este caso pone de manifiesto una mezcla de «manifiesta incompetencia» administrativa y exceso de confianza en una institución que tradicionalmente se consideraba indiscutible para este tipo de funciones internacionales.

Entre las críticas más repetidas está la percepción de que el Instituto Cervantes, bajo la dirección del poeta Luis García Montero, ha priorizado más los nombramientos políticos —los llamados “enchufados progres”— que el rigor profesional necesario para competir en escenarios tan exigentes como el europeo. Este aspecto ha sido especialmente polémico en los medios españoles durante las últimas horas.

Claves del proceso: calidad frente a precio

Aunque el Cervantes ofrecía un precio más bajo —2,67 millones frente a los 3,47 millones del centro belga— el concurso daba un peso determinante (70%) a la calidad técnica frente al coste. De hecho, los jueces europeos han subrayado que los criterios eran claros y que no se vulneraron principios como igualdad de trato o transparencia durante el proceso. La sentencia rechaza cualquier alegación sobre arbitrariedad o desnaturalización de los hechos por parte del tribunal ni de la Comisión Europea.

En palabras del TJUE:

«La utilización de hipervínculos no se ajustaba al pliego de condiciones y existía riesgo de modificación con posterioridad a la expiración del plazo para la presentación de las ofertas.»

Esta declaración resume bien por qué no se aceptó parte clave de la documentación aportada por el instituto español.

El impacto cultural y político

Para España, perder este contrato supone mucho más que dejar escapar una oportunidad económica. La presencia institucional en Bruselas era uno de los grandes símbolos del avance internacional del español. El revés llega además en un momento donde España intentaba ampliar el reconocimiento comunitario para otras lenguas cooficiales como catalán, euskera y gallego.

En términos culturales:

  • Se debilita temporalmente el papel central del Cervantes como promotor oficial del idioma.
  • Se reconoce abiertamente que otros actores europeos pueden ofrecer servicios lingüísticos con estándares superiores.
  • Surgen dudas sobre si se están priorizando criterios políticos sobre méritos profesionales dentro del propio instituto.

Un futuro incierto pero con margen para recuperar terreno

El caso ha supuesto un duro aprendizaje para el Instituto Cervantes y su equipo directivo. Sin embargo, tras cuatro años fuera del circuito principal europeo, parece que se están corrigiendo errores: en febrero pasado, según fuentes institucionales, una nueva licitación permitió al Cervantes recuperar temporalmente esta labor docente tras mejorar su propuesta y cumplir escrupulosamente los requisitos técnicos exigidos.

Lo ocurrido invita a una reflexión profunda sobre cómo gestionar y modernizar uno de los buques insignia culturales españoles. La enseñanza internacional ya no es solo cuestión de prestigio nacional: exige excelencia técnica y competitividad real.

En definitiva:

  • La batalla judicial confirma que ni siquiera organismos históricos están exentos de errores administrativos fatales.
  • El idioma español sigue siendo una lengua global… pero hoy lo enseña mejor un centro belga en pleno corazón institucional europeo.

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