El único monovarietal de chenin elaborado en el Empordà presenta su añada 2021 con una nueva etiqueta a cargo del artista visual Julien Carreyn. La verdad es que la chenin es una variedad poco frecuente en el Empordà, y sin embargo ha sido una constante en la bodega Terra Remota. Desde sus inicios, la bodega tuvo claro que esta uva se adaptaba perfectamente al suelo granítico de esta finca y apostó tan firmemente por ella que ha llegado a elaborarla como monovarietal de gama alta en su vino chenin, aun asumiendo que no pueda ampararse bajo la D.O. Empordà. No es una decisión fácil ni cómoda, pero cuando hay un criterio claro -y en este caso es elaborar vinos cuya calidad esté a la altura de su personalidad- las dudas se resuelven rápido.
El criterio lo marca la pareja propietaria y alma del proyecto, Emma y Marc Bournazeau. Un criterio que va más allá del mundo del vino, y se deja ver también en otra de las grandes pasiones de la pareja: el arte. Quien visita Terra Remota percibe rápidamente esta pasión, al encontrar, aquí y allá, instalaciones artísticas entre cepas y barricas.
¡Y qué fortuna cuando dos pasiones pueden converger tan armónicamente! En este Terra Remota Chenin 2021 el arte viste la botella al reproducir en la etiqueta una obra encargada exprofeso a Julien Carreyn, nacido en Angers (Francia), en 1973, artista visual que trabaja especialmente la fotografía Polaroid. En esta ocasión, el contraste entre la evocación de un edén y una arquitectura muy contemporánea ilustran perfectamente el concepto de Terra Remota, donde la naturaleza salvaje y ancestral del viñedo convive con las líneas futuristas del edificio que alberga la bodega, obra de los arquitectos catalanes Pepe Cortés y Nacho Ferrer.
Así, el estilo depurado y onírico que Carreyn ha plasmado en esta obra está plenamente en línea con el universo estético de intimismo y ensoñación de Terra Remota, una imagen elegante y sofisticada, pero a la vez audaz, igual que Chenin 2021. Las 3.200 botellas de este blanco se han elaborado con uvas de la propiedad en huevos de hormigón.
Ubicados en dos zonas diferentes de nuestra propiedad, las parcelas de chenin blanc tienen en común emplazarse sobre suelos graníticos, de fertilidad media y trabajados orgánicamente. Sin embargo, se diferencian en la profundidad de sus suelos y en la exposición al sol y a la tramontana. De esta manera una de las parcelas aporta intensidad mientras que la otra aporta frescura. 2021 fue un año de madureces pausadas y privilegiadas en cuanto a la sanidad del viñedo. El calor del día en el Empordà es compensado con la fresca brisa nocturna del Mediterráneo. Ambos elementos generaron una perfecta y homogénea madurez de los racimos.Todo el proceso de vinificación tiene como principal motivación proteger y resaltar el delicado perfil aromático de esta variedad. Así, tras cosecharse manualmente, la uva pasa por una cámara de frío. La fermentación alcohólica se desarrolla una parte en huevos de hormigón y otra parte en barricas. La crianza se realiza durante 6 meses, una parte en el huevo de hormigón y la otra en barricas de roble francés. Así, mientras el primero resguarda sus características varietales, las barricas otorgan volumen y mayor complejidad al vino.
De color amarillo pálido con reflejos verdosos, en nariz presenta toques cítricos, a hierba recién cortada, frutas frescas y una nota yodada, casi marina en el fondo. El vino mantiene una elegante acidez natural en boca que lo hace jugoso y con capacidad para evolucionar armoniosamente en botella. Lo primero que viene a la mente al degustar este vino es lo bien que marida con ostras, almejas y caviar. Su mineralidad y frescura lo convierten en un vino muy gastronómico capaz de potenciar una amplia diversidad de platos que incluyen sardinas a la brasa, esqueixada de bacalao e incluso platos intensos como unos spaghetti a la puttanesca. Acogido a la D.O. Catalunya, su PVP es de 45 €.
En un suelo granítico de la DO Empordà, al pie de la sierra de la Albera, Marc y Emma Bournazeau fundaron Terra Remota en 1999. Una bodega integrada en el paisaje acoge la actividad vinícola, en una explotación de 26 hectáreas de viñedo. Su filosofía de trabajo se basa en un respeto máximo a la naturaleza (la bodega tiene certificación de agricultor ecológico desde 2012), el objetivo de calidad de producto a través de la perseverancia en el trabajo (simbolizada por su línea «Camino») y la impresión de la personalidad de Marc y Emma Bournazeau en sus vinos.
Por otra parte, en 2018 Emma y Marc se enamoraron de la Terra Alta, un terruño mediterráneo de interior situado en el extremo sur de Catalunya, e iniciaron la elaboración de sus vinos Adalta, blanco y tinto, con la variedad garnacha, el alma de esta DO.
