En 2007, la costa del estrecho de Georgia, en la Columbia Británica canadiense, empezó a recibir unos extraños visitantes: pies humanos

Resuelto el misterio de los pies de muertos que llegan calzados a la costa de Canadá

En los siguientes tres años aparecieron unos doce pies en la zona, incluidos cuatro en el estado de Washington, ya en Estados Unidos, sin que se pudiera encontrar una explicación

Resuelto el misterio de los pies de muertos que llegan calzados a la costa de Canadá
Ya han aparecidos 14 pies en la costa de la Columbia Británica canadiense. EP

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Un misterio ha tenido en vilo a las autoridades canadienses durante la última década.

Un pie humano apareció en 2007 en una playa envuelto en una zapatilla de deporte y desde entonces trece más se han ido encontrando en las costas del suroeste del país, el último la semana pasada.

Algunos los atribuían a la mafia, otros a un asesino en serie o incluso a «pequeños aliens».

El misterio ha intrigado a los canadienses durante más de una década: uno por uno, pies con zapatos deportivos han llegado a la costa de Columbia Británica con una regularidad inquietante.

Recientemente, el pie número 14 fue descubierto por un hombre que paseaba en una playa en la isla Gabriola, un enclave pintoresco, con una población de cuatro mil habitantes, que se conoce por su cautivadora piedra arenisca y su unida comunidad artística.

Esta vez, el pie, atrapado entre una pila de troncos, estaba dentro de lo que lucía como una bota de excursión, de acuerdo con la Real Policía Montada de Canadá.

Los trece pies que se habían encontrado anteriormente a lo largo de la costa desde 2007 tenían zapatos deportivos: Adidas, Reebok y otras marcas. Cada vez que aparecía uno, también surgían preguntas: ¿por qué los pies aparecen en Canadá? ¿De dónde llegan? ¿Dónde están las otras partes del cuerpo?

Como explica Dan Bilefsky en ‘The New York Times, los descubrimientos han hecho que la gente especule, tanto si suena racional como si no, que los pies cercenados podrían ser obra de un tsunami, un traficante de seres humanos, un sicario de la mafia, un fetichista de pies trastornado o un asesino en serie que hubiera arrojado partes de un cadáver al mar. Otros han propuesto que las extremidades flotantes podrían pertenecer a gente que hubiera caído de una embarcación o que hubiera muerto en un accidente aéreo.

Columbia Británica, la provincia que se ubica en el extremo oeste de Canadá, conocida por sus imponentes montañas, sus emocionantes pistas de ski y sus deliciosos mariscos, se ha acostumbrado a que se le conozca como el destino de lo que algunos diarios han llamado Los Pies Flotantes.

Sin embargo, los forenses se han esforzado por no dejar que prosperen teorías de conspiración y controlar la imaginación hiperactiva de las personas. Barb McLintock, una exforense del Servicio Forense de Columbia Británica, alguna vez lo llamó “el mito de los famosos pies”.

En 2016, cuando un senderista encontró un pie con un calcetín y un zapato deportivo en la playa Botánica, en la isla de Vancouver, McLintock les dijo a los medios noticiosos canadienses que el pie no pertenecía a alguna víctima amputada por “extraños asesinos seriales” ni era obra de “pequeños alienígenas revoltosos” que esparcen pies a lo largo de la costa.

Nueve de los pies se han identificado; dos de ellos son de una misma persona, según el Servicio Forense.

La mayoría de los pies eran de hombres. Por lo menos en tres casos, los zapatos eran talla doce. No todos los restos pertenecían a canadienses.

En el caso más reciente, los investigadores van a utilizar pruebas de ADN para tratar de identificar a su propietario.

A pesar de las conclusiones oficiales, los pies que llegan a la orilla aún son objeto de especulación debido a la opacidad de su aparición y a la probabilidad de que muchas de las muertes no hayan sido presenciadas.

El fenómeno ha originado varios fraudes cometidos por bromistas que han puesto patas de animales en zapatos para engañar a los policías. Una persona utilizó huesos de pollo.

En 2012, un pie encontrado en un lago en Port Moody, al noreste de Vancouver, fue vinculado a un hombre cuyo bote se había volcado mientras pescaba en la zona veinticinco años antes.

En diciembre de 2017, un rottweiler descubrió la parte baja de una pierna izquierda y su pie con un calcetín blanco y un zapato deportivo negro en la costa de Vancouver. Algunos meses después, con un análisis de ADN, los investigadores descubrieron que los restos pertenecían a un hombre de 79 años del estado de Washington, Estados Unidos. Aun así, había respuestas sin resolver.

La familia del hombre le dijo a la policía que había desaparecido meses atrás, después de salir de casa sin sus medicamentos.

RESUELTO EL ENIGMA

Andy Watson, un portavoz del Servicio Forense, dijo esta semana que en todos los casos se habían descartado como motivo los crímenes violentos.

Los forenses creen que los pies cercenados pertenecen a personas que se suicidaron o tuvieron un accidente: alguien que se resbaló y cayó al mar, por ejemplo, o nadadores tragados por el océano después de ser arrastrados por una gran ola.

El fenómeno ha originado varios fraudes cometidos por bromistas que han puesto patas de animales en zapatos para engañar a los policías. Una persona utilizó huesos de pollo.

Watson señaló que los pies cercenados seguramente habían sido separados del cuerpo de manera natural en el mar y que los zapatos habían ayudado a que se conservaran.

Debido a que los zapatos flotan y las corrientes son fuertes, dijo, los restos pueden haber llegado a la orilla incluso desde lugares tan distantes hacia el norte como Alaska.

PD

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