Lo mejor de la gastronomía japonesa es su jugosidad, variedad y sabor. Cada receta es un exótico encuentro de fusión, que hacen que cada plato sea un auténtico manjar.
Pero el sashimi, makis y demás ya no son la novedad, el ramen es el plato japonés que más triunfa.
El ramen no es un plato de creación puramente japonesa, más bien hablamos de cocina fusión con China y su adaptación a distintas tradiciones.
El más conocido es el que lleva carne de cerdo. Pero existen muchas variedades.
En cualquier receta de ramen encontramos cuatro componentes básicos: fideos de ramen (si los eliges frescos siempre tendrás mejor resultado que con los secos), base de pasta de miso, caldo dashi y diferentes toppings como huevos, cebollino, carne, setas y mucho más.
Otro de los trucos para un buen ramen es hacer un buen caldo de pollo, ternera o cerdo con algunas verduras como puerros, apio y zanahorias, y un poco de jengibre para darle ese exótico toque asiático.
Para hacer un buen «ramen» debemos empezar por hacer un caldo aromático bueno, sustancioso, con mucho sabor, muy reconfortante y se debe verter hirviendo sobre los complementos.
El ramen de pollo puede prepararse muy fácilmente, incluso aprovechando los alimentos que van quedando en la nevera. Es cuestión de conocer la base de su elaboración e imaginar.