¿MI VELLOCINO DE ORO? ¡TÚ, BELÉN!
Conocerte un regalo fue divino.
Trabajar a tu lado, la caraba.
Escuchándote el menda se embobaba.
No vi un semblante más bello ni fino.
Para mí cometió un gran desatino
Quien te dejó. ¿En qué la otra te ganaba?
En sueños, a Jasón yo semejaba
En tu busca, Belén, mi vellocino.
Conocí a una señora de Bembibre
Que se te parecía, mas ¡más rara!
Que ¡hola! y ¡adiós! le dije a mi manera.
Este invierno, que vaga alegre y libre,
Lleva en su sonriente y leda cara
Mi sueño (es abrazarte en primavera).
Ángel Sáez García
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