El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Cómo resolverás enigmas, cara/o

CÓMO RESOLVERÁS ENIGMAS, CARA/O

Si, según dicen que dijo Winston Churchill, “Rusia es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”, el precio del Fortasec en España es para este menda lo que Rusia para el Premio Nobel de Literatura de 1953.

Quienes me leen con asiduidad saben que he pasado mis vacaciones estivales en la mayor de las islas Canarias, Tenerife, donde se yergue, imponente, majestuoso, el Teide, en concreto, en la patria chica del fabulista Tomás de Iriarte (a él está dedicada, precisamente, su biblioteca pública, cerrada —durante buena parte de mi estancia en la susodicha villa— por cuestiones de inventario —según leí en la nota que aclaraba el hecho y hallé colocada en la puerta de su entrada principal—, razón por la que me vi en la tesitura de tener que buscar y encontrar dónde darle a las teclas de un ordenador —aunque muchas/os no me creen, insisto en airear una vez más lo incontrovertible, que no tengo computadora ni acceso a internet en casa ni en el móvil— en el locutorio “Ciber Espacio”, donde me atendieron diligentemente Wilmer y “Yuri”), el Puerto de la Cruz.

Ignoro, atento y desocupado lector (sea usted hembra o varón), si recuerda cuánto pagó en la farmacia por la última caja de Fortasec (de 20 cápsulas duras de 2 mg de hidrocloruro de loperamida de los laboratorios Esteve) que compró. Servidor, que sí rememora tal hecho, apoquinó 7, 95 euros por dicho envase.

Si usted es de las/os que piensa que en todas las boticas de España el mismo producto debe costar lo mismo, le abriré los ojos: está equivocada/o. Pues la realidad viene a demostrar bien, a las claras, que no es así.

Puede creerme a pies juntillas, porque guardo (tengo a la vista) las dos facturas simplificadas de sendas compras de Fortasec que hice allí. El día 23 de julio, en la Farmacia Plaza del Charco, a las 11: 09, por una caja pagué 6, 68 euros. Tres días después, el 26, en la Farmacia María García Batista, por idéntico envase apoquiné 7, 64 euros.

Si usted conoce las razones por las que puede explicar dicho baile u oscilación de precios, le ruego encarecidamente que me las haga llegar y saber, porque a mí se me escapan.

Ah, por cierto, olvidábaseme apuntar (a fin de apuntalar todo lo anterior) que, cuando una/o desconoce los porqués de algo, lo que sea, y desea saberlos, lo lógico y normal es que pregunte a quien pueda responderlos, de modo satisfactorio. Eso es lo que hizo servidor cuando, después de haber especulado (sin haber logrado hallar ninguna solución) si la palabra tatuada en el antebrazo izquierdo de una joven fémina madrileña (que solía desayunar, comer y cenar junto a su pareja en una mesa próxima a la que acostumbraba a ocupar yo en el restaurante del hotel “Trianflor”) estaba escrita en árabe, griego o latín, le sacó de dudas la que la portaba: estaba escrita en castellano y en mayúsculas y decía “HERMANAS”. Así que deseo lo mismo que espero, que la simpática matritense, en el supuesto de que lea esto, entienda mi pequeño homenaje a ella y sus hermanas y no se moleste conmigo por haber aireado uno de los secretos que guarda su piel mediante este inocente guiño mío.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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