El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Carta abierta a Miquel Iceta Llorens

CARTA ABIERTA A MIQUEL ICETA LLORENS

Dilecto Miquel Iceta:

Como te consta (te pido permiso para tutearte) y, si no te consta, insistiré en ello hasta que te conste, no me he propuesto enseñarte en esta misiva abierta nada (de nada). Me conformo con aplicarme a la labor de sacudir la inercia que lleva tu espíritu en plena campaña electoral y de sembrar alguna inquietud en tu pesquis.

Como sabes, el (camino del) infierno está empedrado (pavimentado con adoquines o baldosas) de buenas intenciones. Sé que en una interviú que te hicieron ayer en RAC-1, comentaste que pedirías el indulto de los políticos soberanistas (ellas y ellos), en el caso o supuesto de que fueran condenados por los tribunales a los que les correspondiese juzgar sobre uno o varios presuntos delitos cometidos por los tales (“porque en este país tendremos que cerrar heridas que tienen un origen político”). Sinceramente, tengo para mí que te equivocaste. ¿Y si vuelven a las andadas? ¿Volverías a pedir otra vez el indulto? Preveo (sin ser un augur reconocido ni pretenderlo) en ello más un círculo vicioso que virtuoso. Abundo o coincido contigo en que la vía judicial no es la panacea para solucionar (y menos, en un santiamén) el problema catalán, antiguo, antiquísimo, asunto que tiene claras raíces políticas, pero, como sabes, hasta una mente tan digna de admiración y respeto como la que gastaba, gestaba y gestionaba el mejor filósofo español del siglo pasado, don José Ortega y Gasset, que se ocupó a conciencia del tal, llegó a la conclusión de que (visto lo visto, ante la imposible resolución del mismo) el susodicho solo se podía “conllevar”.

No ignoro que tus declaraciones (algunas de las cuales no puedo dejar de apostillar) las proferiste en plena campaña electoral. Así las cosas, puedo entender que insistieras en calificar los encarcelamientos ordenados por los jueces de desproporcionados, pero me molestó sobremanera lo que colegí de todo ello (y me he hartado de escuchar en boca de Puigdemont y otras/os muchas/os secesionistas), porque sembraba serias dudas de que España fuera, en sentido estricto, lo que es, un Estado de derecho (perfectible, sí; mejorable, también, pero) donde no se pone en tela de juicio que la ley, de verdad de la buena, impere.

Tú, Miquel, cabeza de lista del PSC a las elecciones autonómicas del próximo 21-D, diste de lleno en el blanco o centro de la diana con la flecha que disparó tu arco o cacumen al señalar que la vía unilateral del secesionismo al único lugar que llevaba era a donde desembocó, a un callejón sin salida. Don Antonio Machado, a ratos poeta y a ratos filósofo (o, si se prefiere, a ratos filósofo poeta y a ratos poeta filósofo) por boca de Juan de Mairena, un heterónimo suyo, recordando a su vez lo que había dicho su maestro Abel Martín, autor apócrifo, sentenció (hace más de cuatro décadas lo mismo) que “pensar es deambular de calle en calleja, de calleja en callejón, hasta dar en un callejón sin salida. Llegados a él, pensamos que la gracia estaría en salir de él. Y entonces es cuando se busca la puerta al campo”.

Me pareció aceptable y atrayente tu propuesta de que, en el supuesto de que fueras elegido president (y te adjudicaran, por tanto, el tratamiento de molt honorable), intentarías buscar un acuerdo entre el Govern y el Gobierno de España en el plazo máximo de dos años; y, asimismo, tu compromiso de que no podrías seguir como president si, pasado dicho lapso de tiempo, no habían dado los frutos apetecidos “el diálogo, la negociación y el pacto”, que te encargarías de promover para lograr dicho acuerdo.

Me resultó una medida distintiva, pertinente, relevante y sugerente tu plan de choque social, al que prevés destinar 3.000 millones de euros, que pormenorizaste en el Cercle d´Economia.

Me agradó (porque deduje que había sinceridad en tus palabras) pero, al mismo tiempo, me disgustó que te presentaras como un “político profesional” (entiendo que la política no debe ser una profesión ciudadana, sino una etapa transitoria en la vida laboral de una persona), experimentado.

Y, en el supuesto de que leas esta epístola, una vez llegado al párrafo que la corona, antes de firmarla, me permito la doble licencia de desearte, de corazón, suerte, pues es un factor determinante en muchos aspectos de la vida, y de rememorarte el párrafo inicial. Si algo de lo que servidor ha escrito aquí te sirve, sé coherente, consecuente, eficaz y úsalo; si nada de lo trenzado te parece aprovechable, apenas te habré restado unos minutos de tu preciado y precioso tiempo.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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