El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

La vida es una caja de sorpresas

LA VIDA ES UNA CAJA DE SORPRESAS

Dilecta Pilar:

Que conste en acta (la advertencia que te hago de) que no tienes ninguna obligación de responder a mis correos si tienes cosas más interesantes que coronar o culminar. En esta vida siempre hay un montón de labores o tareas más importantes y perentorias que llevar a cabo que la de darme (y darte) el gustazo de que contestes (de responder) a mis correos (y disfrutad del amor, la sal de la vida —el vocablo precedente, correos, tomado por el imperativo plural, casi casi imponía que saliera servidor por peteneras, con la incoherencia que cabe hallar y leer entre estos guiones largos o rayas—).Yo, sin embargo, siempre lo intentaré y lo haré. No dejaré de contestarte, siempre que siga vivo, claro (que si me he ido por propia iniciativa o por que me han hecho ir, por un medio u otro, te enterarás —lamento haber usado hoy, aquí y ahora un humor tan atrabiliario, negro, nigérrimo, pero como lo tenía al alcance de la mano mientras andaba decorando el escaparate,…; aunque te resulte extraño, es la forma que he elegido para decir que no le hago ascos a ninguna de las herramientas literarias que guardo y obran en mi más maletín que caja de tales cuando me pongo a urdir las ideas que se me pasan por la cabeza, vaya—).

Si no haces ninguna rebaja (hoy, que tantos ciudadanos en el mundo, ellas y ellos, estamos cayendo en las fauces o las garras del “Black Friday”), lo veo estupendamente, de veras.

Yo he leído también tu artículo (¿“Hermana sequía”? —tienes una manera original, muy franciscana, personal, distinta, de ver, sin duda, lo que otras/os calificamos de pertinaz, bueno, bueno, menos lobos, que ahora mismo están cayendo unas cuantas gotas de lluvia… para mojar el suelo, un más sirimiri que calabobos, en Tudela—, sí, convendría que eliminaras los signos de interrogación, porque acabo de cerciorarme y comprobar que ese es su título en tu bitácora: La lámpara encendida) esta mañana.

Más que amigos eran conocidos. Los verdaderos amigos son pocos y se suelen contar con los dedos de una mano. A mí, al respecto, me gusta recordar lo que dejó escrito en letras de molde Santiago Ramón y Cajal en “Charlas de café” (1920): “Hagamos notar que, cuando un hombre de ciencia presume de muchos amigos, casi siempre se trata de un cuco o de un holgazán. No se conservan varias amistades íntimas sin cultivarlas asiduamente, y este cultivo resulta incompatible con una vida de concentración intensa y de trabajo austero. En suma: o se tienen muchas ideas y pocos amigos, o muchos amigos y pocas ideas”.

Así es, todos somos (y conformamos una inmensa) una caja de sorpresas si invertimos unos minutos de nuestro preciado y precioso tiempo en mirar lo que hay debajo de la piel del otro o de la otra.

Cerciórate de ese hecho. Y, si no consigues darle oportuna enmienda, protesta donde corresponda. Me llamó la atención lo de la tilde ausente y por eso te lo comenté. Gracias a ti por brindarme la posibilidad. Ahora ya sé dónde puedo leer los textos que publicas en el Heraldo de Aragón, si algún día no hallo ejemplar en “El Cole”, la librería/papelería donde hojeo la prensa a diario (solo le compro El País a Miguel Ángel, el dueño, el fin de semana).

Muchas páginas llevas. 364 son muchas. Por cierto, hace una porrada de años que no invierto un rato en el juego de “las cuatro en raya”.

Celebro que tu chico haya venido (y contribuya) a hacer tu vida más feliz. Pero átalo en corto, que se te va a desmandar (seguro que te ha pedido anuencia y le has dado tu aquiescencia).

Ya sabes qué dice la más famosa cuarteta de Campoamor: que todo depende del color del cristal de las gafas (se lleven o no) a través del que una/o mira la realidad. Como te consta, el clínex es un pañuelo (y cualquier cosa, buena o mala, puede acaecer en él). Habrá quien se quede con la parte grata, un encuentro inesperado que resulta ser más que provechoso, aunque curse con lágrimas de dicha —que recoja el susodicho— o donde se vierten los mocos, la molesta) de papel. Si se ve a una persona (ella o él) como un clínex, pañuelo de usar y tirar, me parece mal. Como ignoro en qué sentido lo ha dicho, no tengo opinión al respecto.

Abrazos y besos para los dos (y más para las/os consabidas/os o habituales, que huelga señalar).

Ángel Sáez García
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído