El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¿Cataluña es del orbe la excepción?

¿CATALUÑA ES DEL ORBE LA EXCEPCIÓN?

ALUMNOS ALECCIONAN A SUS PROFES

¿Qué ocurrió, de verdad, de la buena, el día 2 de octubre en varias clases del Instituto de Enseñanza Secundaria El Palau, de Sant Andreu de la Barca?

Para responder a dicha pregunta con propiedad y precisión o rigor, debemos ponernos antes de acuerdo en cuatro asuntos inexcusables o condiciones sine qua non, cuatro. Primero. Si consideramos que está, desde el punto de vista filosófico, en vigor y científicamente probado el principio de causalidad, según el cual, es evidente la relación de dependencia que existe entre una causa y un efecto, hemos de concluir, sin dejar una rendija por la que pueda colarse de rondón la duda flaca ni dar opción a que quepa hallar una posible objeción, que algo es causa de un efecto cuando este depende de o tiene su origen en aquella. Quien es versado en leyes, ha trabajado en alguna compañía de seguros o convive con personas que han ejercido y siguen fungiendo su labor en el ámbito jurídico, ha escuchado más de una vez, seguramente, ese razonamiento (un juego de palabras) inapelable, que se admite como verdad irrefutable, de que la causa de la causa es causa del mal causado. Segundo. Que debemos acudir a las fuentes, al grueso de las mismas (si son todas las que son, mejor que mejor), para beber en ellas la verdad. Tercero. Que la presunción de inocencia en un Estado de derecho, mientras no haya sentencia condenatoria, a todos los ciudadanos, sin excepción, ampara. Y cuarto y último. Que los prejuicios suelen acarrear uno o un montón de perjuicios.

Así pues, si abundamos en el cuádruple criterio que contiene el párrafo precedente, haremos bien en proseguir. Según el relato de hechos que han llevado a cabo algunos estudiantes, en algunas clases del citado IES algunos profesores (ellas y ellos), al día siguiente del referéndum ilegal del 1-O, lunes, vertieron comentarios que no solo infligieron un daño moral y sentaron mal (por claramente extemporáneos, fuera de lugar, improcedentes, inadecuados e injustos, si, al final, una sentencia judicial, en el supuesto de que haya juicio, prueba que lo fueron) a los alumnos que se sintieron denigrados o señalados, sino también a sus compañeros (de los discentes, porque algunos de los docentes en otras clases vinieron a hacer, presuntamente, lo propio, tres cuartos de lo mismo que sus colegas, si hacemos caso a las versiones de otros alumnos). Al día siguiente de los supuestos hechos, martes, tres de octubre, los padres de los hijos de los guardias civiles, al parecer, ya eran conocedores de lo ocurrido la víspera, porque sus propios críos les habían puesto en antecedentes, al decidirse a relatarles de modo pormenorizado lo acaecido. Una jornada después, el miércoles, cuatro, por la tarde-noche, según recogen las noticias publicadas en las ediciones digitales de los mass media consultados (cualquier persona que disponga de acceso a Internet y tiempo puede coronar lo que acaba de culminar servidor y cerciorarse), el jueves, cinco (todos, coincidentes en la concentración silenciosa, que venía motivada o tenía claro origen en los mencionados hechos), a través de WhatsApp (espero que pronto el DLE admita en su seno la españolizada voz “wasap”) compartieron este mensaje (oportunamente corregido) de móvil: “Mañana, 5 de octubre del 2017, a las 8 de la mañana no entréis al instituto, quedaros delante de la puerta principal como señal en contra de la actitud del centro IES El Palau, al haber discriminado algunos profesores a algunos hijos de guardias civiles. Ese es un comportamiento irresponsable, inmaduro y está fuera de lugar en un centro educativo de secundaria. Nos quedaremos fuera, delante de la puerta, y nos sentaremos pacíficamente. Que corra, porque, ante todo, RESPETO”.

La concentración silenciosa, ese jueves, cinco, pretendía dos objetivos, airear la presunta falta de respeto que habían sufrido los alumnos, hijos de guardias civiles, por parte de algunos de sus propios condiscípulos y de algunos de sus profesores, al entender que habían sido discriminados (versión que negó el centro, pero aseveraban los padres y los alumnos que se sintieron maltratados), a fin de que fuera corregida, y favorecer la, a lo que parece, perdida convivencia.

Como el suelo estaba mojado, no hubo la proyectada y reivindicativa sentada, pero sí la mentada (que no lamentable) y silenciosa concentración a las puertas del citado instituto, que duró una hora. Varios miembros del equipo educativo del IES, mientras los alumnos estaban concentrados, salieron para hablar con ellos.

En un comunicado publicado en la página web del instituto, el claustro de profesores adujo que este “siempre ha velado por la perfecta convivencia de su comunidad educativa”. Y, asimismo, “afirmamos nuestro más profundo rechazo a algunas de las informaciones publicadas los últimos días en algunos medios de comunicación que cuestionan la práctica profesional de los docentes del centro: la convivencia en el centro siempre ha estado y estará garantizada”, añadía la nota del claustro citado.

Si se demuestra, tras un preceptivo juicio con garantías (en el supuesto de que, a la postre, lo haya), que la versión de los alumnos era la cierta y quienes falsearon la verdad de los hechos fueron los profesores, al final, el título (“¿Cataluña es del orbe la excepción?”) que he elegido para que encabezara esta urdidura (o “urdiblanda”) y el subtítulo (“Alumnos aleccionan a sus profes”) le vendrían a la misma, de perilla/s, de manera pintiparada, como alianza al dedo anular.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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