¿“PIERRE NODOYUNA” HA VUELTO POR SUS FUEROS?
Últimamente he destacado los aciertos de Pedro Sánchez en varios asuntos o decisiones que había tomado. Y hace pocos días hasta llegué a formular mi deseo de que aprovechara la racha y siguiera por esa senda, la del tino. Bueno, pues mi gozo, por su buen proceder, nada más doblar la esquina, en un visto y no visto o pispás, ha caído todo entero él en un pozo.
Yo entiendo que Sánchez viva una situación extraña (si hiciera lo que yo hago desde hace algún tiempo, ver en lo normal lo extraño y en lo extraño lo normal, como recomendaba que hiciéramos Martha Craven Nussbaum, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2012, acaso tuviera otra herramienta más con la que salir airoso de los numerosos aprietos o bretes que, un día sí y otro también, nos va poniendo, para que nos ejercitemos intelectualmente y hagamos una puesta a punto de nuestras capacidades, la vida y, así, mejoremos como personas; otras gafas con las que mirar la compleja realidad sin prejuicios ni maniqueísmo) pues es el líder de la oposición, pero no tiene ni siquiera escaño. Entiendo que debe aprovechar la ocasión (a dicha diosa —se decía otrora y aún se itera ahora que— la pintaban calva, porque, si la dejabas pasar, si la desaprovechabas, al ser efímera y de pies ligeros, como Aquiles, ya no podías alcanzarla —ni siquiera agarrándola— por los pelos, que se le iban cayendo a cada zancada o paso que daba) para mostrarse presidenciable, pero me parece precipitada y temeraria (incauta, sí, aunque el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, vea el asunto de distinto modo a como yo lo guipo y él apoye lo que yo, en el hipotético caso de estar en su situación, no garantizaría con mi aval) la presentación de la moción de censura así, por las bravas, sin consultarlo previamente (para conocer otros puntos de vista o perspectivas sobre el hecho) con los líderes del resto de las formaciones políticas cuyos apoyos y votos necesita para que la moción sea factible.
Ignoro si son muchas, pocas o ninguna y tranquilas o irrefrenables las ganas o ambiciones que tiene el secretario general del PSOE por ocupar la sede del Gobierno de España, el palacio de la Moncloa, pero eso es lo que ha dado a entender o dejado entrever su proceder precipitado y ya se sabe lo que recomienda el dicho castellano: “Vísteme despacio, que llevo/tengo prisa” (si hacemos caso a la anécdota que contaba Benito Pérez Galdós en sus “Episodios Nacionales” sobre Fernando VII y uno de sus ayudantes, que no acertaba a vestirle, nervioso ese día por lo que fuera), pues las prisas siempre han tenido fama de malas y aun pésimas asesoras.
Sánchez sabe que cuenta con los 84 votos de sus correligionarios, los diputados del PSOE, y con los 67 de Podemos, así lo ha aseverado públicamente su guía, Pablo Iglesias, pero del resto puede barruntar o intuir, pero certeza de que vayan a apoyarle no tiene ninguna. Acaso lo oportuno y más sensato, desde el punto de vista político, para que no sea vista como un trágala por los demás, sea retirar la moción y pactarla y, cuando se tenga la constancia fehaciente de los apoyos y de la viabilidad de la misma (si se da el caso, improbable), volver a presentarla.
Vaya por delante que yo no veo, porque más que alipori me da miedo, ese posible (pero escasamente probable) Gobierno Frankenstein.
A mí me parece que el PP no puede seguir gobernando el país tras conocerse la sentencia de una de las piezas del caso Gürtel; según la cual, M. Rajoy mintió sobre la caja b, y el partido que dirige ha sido considerado partícipe a título lucrativo por beneficiarse de la susodicha trama y deberá apoquinar 240.000 euros. Y es que un latinajo de Ovidio echa por tierra el argumento de M. Rajoy de que lo que les viene ocurriendo a varias personas que estuvieron afiliadas al PP son unos cuantos casos aislados de corrupción: “Adde parvum parvo magnus acervus erit” (“Añade un poco a otro poco y el montón será grande”).
Yo, claramente, me inclino por una moción de censura que descabalgue del Gobierno a M. Rajoy y se convoquen mancomunadamente elecciones generales de manera inmediata.
Ángel Sáez García
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