El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Celebro que ese sea tu criterio

CELEBRO QUE ESE SEA TU CRITERIO

Dilecta Pilar:

Te entiendo. Las digresiones o los vericuetos son verdaderas tentaciones. Y ya sabes qué recomendaba hacer con ellas Oscar Wilde: que la mejor manera de liberarse de ellas o de vencerlas es cayendo en ellas.

Te agradezco y celebro que ese sea tu criterio. Creo que fue en “Españoles de tres mundos” donde Juan Ramón Jiménez sostuvo la tesis de que, si hay inspiración en el acto de la creación, también lo hay en el de la corrección; ahora bien, debo comentarte que, después de tener durante hora y media el libro entre mis manos (se lo pedí a María Ángeles, una de las tres responsables de la biblioteca pública de Tudela), no leí (no me dio tiempo a leerlo entero) la mentada referencia. Esto viene a cuento de que el primer verso del segundo cuarteto (quinto del soneto que publicaré el próximo sábado, “Nacer siempre es llegar del extranjero”) aparecerá escrito en mi bitácora con una leve variante (que la mejora; ese es, al menos, mi parecer) de la versión que te remití, así: “para que a los demás, luego, deslumbres”.

Esta mañana he leído tu artículo en el Heraldo de Aragón, pues había ejemplar en “el Cole”, la librería/papelería que regenta mi amigo “Fangio”. Abundo en tu tesis, de cabo a rabo, desde la mención del alzhéimer, la demencia senil o los accidentes cardiovasculares a que la verdadera historia no es la incompleta o parcial. Ahora bien, como uno viene comprobando (al oír y leer a muchos historiadores histéricos, que son los que viven la historia con histeria o confunden la histeria con la historia) que hay personas que se llaman historiadoras/es, pero fingen o fungen de falsificadoras/es de la historia, acaso convenga, por ser más beneficioso para la salud, no invertir (para no perder) mucho tiempo en leer lo que escriben para no embrollar la cuenta (lo que tenías en cuenta) con el cuento, el soberano cuento que cuentan.

A esta hora tendría que estar en el Hospital “Reina Sofía” (HRS), pero una amable trabajadora del servicio de citas me ha llamado esta mañana por teléfono para decirme que no acudiera a la misma, ya que se había pospuesto para el día 26, a la una del mediodía.

Me consta que tienes muchos compromisos de todo tipo. Ergo, no tienes que disculparte más conmigo. Acepto tus disculpas hoy, si pactamos que esas no caducan y me sirvan para el resto de las próximas veces que te nazcan pedírmelas.

¿Ratón de biblioteca, servidor? A otros (ellas y ellos) les convienen mejor la lexicalización (si no la usas de manera peyorativa; si ese es el caso, acaso no vayas desencaminada del todo). Hoy, verbigracia, no he ido, porque las bibliotecarias tenían cursillo y estaba cerrada, pero, durante la semana (puedes hacer averiguaciones por tu cuenta; comprobarás que no miento), es raro el día que no estoy por la mañana y (conjunción copulativa —no o, disyuntiva—) por la tarde.

Acepto, asimismo, tu halago (que me llames perspicaz) para que no me dé un bajón (ni de ánimo ni de autoestima) cuando me critiques con razón por el motivo que sea.

Deseo y espero que no ocurra otra demora, porque alguien saldría del brete, lance o trance, de morado (como o con cardenal; como soy un ser pacífico, seguro que has colegido lo pertinente, que esta apostilla iba de zumba).

Feliz fin de semana.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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