El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

El templo de Pilar contemplo y vibro

EL TEMPLO DE PILAR CONTEMPLO Y VIBRO

Cualquier persona que ama con toda su alma, aunque sea lega en arquitectura, escultura y pintura, erige en un momento un monumento, verbigracia, un templo, que consagra en alabanza y honor de su amor y, por ese concreto motivo, emotivo, llama, qué gracia, con la misma gracia de pila que le pusieron en el bautismo a su ser amado (me atrevo a proponer, como ejemplo, un nombre, Pilar), como homenaje a dicho ente, que anda siempre presente y es casi tan divino como el vino de consagrar, porque, si quien ama lo hace de veras, no me cabe la menor duda de que lo adorará y venerará. Así las cosas, toda persona que ama de verdad (en toda su extensión, con toda su intensidad) a Pilar, esculpirá (no se admitirá que falte la oportuna ele central) y pintará sin descanso efigies (cariátides y retratos) en su prez, para (ad)ornar y sostener su templo, que, cuando lo contemplo con la debida atención, vuelvo a constatar lo asiduo, que no me extravío y sí me extasío.

Si hay un nombre que recorre el último tramo del curso de mi existencia, dándole sentido, ese no es otro que el de Pilar. En la doble orilla del río Moral (del que en más de una ocasión, lo reconozco, me he reído a mandíbula batiente), que discurre paralelo al de mi vida, la vi más veces apoyada en la barandilla de la virtud que en la del vicio. Cuando consiguió ahorrar alguna perra, invirtió ese escaso capital en bondad, que es el valor bursátil que jamás dio pérdidas. Insistió, una y otra vez, en buscar, hallar y rasgar la olvidada arpa becqueriana, porque su música es la única que hace posible lo imposible, que obre el Ebro y que el orbe vibre libre. Probad a alejaros de Pilar y comprobaréis, entre otros muchos, estos dos hechos inexcusables, que los “dorremifasoles” más ensordecedores os parecen lo que son, ruidos infernales, y que, velis nolis, sois testigos presenciales, abochornados, de una performance o la representación satírica, mordaz, de una faceta o varilla de ese amplio poliedro o abanico que es epítome o panoplia de la vileza humana.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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