El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Aquí no hay zorro alguno, damasquino

AQUÍ NO HAY ZORRO ALGUNO, DAMASQUINO

Esta pasada noche he vuelto a soñar con mi dilecto y difunto hermano José Javier. Al parecer, él venía de Damasco, capital de Siria, donde se encontró, en diversos momentos, con las cuatro amazonas del Apocalipsis, que, ya sea verdad, ya sea mentira, lo que cuentan la leyenda o la tradición, son alegorías de o representan a la guerra, el hambre, la muerte y la peste. De ahí hemos pasado (sin saber el porqué de tan repentino cambio) al bar “El Andaluz”, que regentó durante muchos años su dueño, Joaquín Félix Martín, quien acaso fuera el mejor de los jefes para los que trabajé como camarero, durante los veranos, mientras estudiaba la carrera de Filosofía y Letras y aun después; donde, por cierto, curré con otro de mis hermanos, Miguel Ángel, “el Chato”, y, entre otros, con mis queridos (por tantas razones) Luises (Calvo Iriarte y De Pablo Jiménez), que portaron, como este menda, aquel mandil blanco, prenda imprescindible para evolucionar tras su barra. La amazona que representaba la muerte, según me ha contado Javier, le recordó lo obvio, que no había mal que por bien no viniera. Maldita la gracia que me ha hecho resolver el enigma, o sea, colegir que la muerte de mi hermano vino aparejada con el regalo o la adquisición de un arpa, mi pasión por la poesía, porque él fue mi muso. Procurando dar cuenta de todo ello, he escrito el soneto que, si quiere, usted, atento y desocupado lector (sea ella o él), puede leer a continuación.

 

Aunque “raposo” la dicción existe,

Aquí no hay zorro alguno, damasquino.

Si encuentras a Mafalda, la de Quino,

Su disfraz le presté a quien hoy lo viste.

 

A ser otro arrumbado se resiste

Musical instrumento el que apoquino,

Que arribó aquí a los lomos de un equino

Y tiene forma de arpa; no es un chiste.

 

Entre la burla fina y la sangrante

Se mueve, la ironía y el sarcasmo,

Quien ledo se sitúa y elegante

 

Ante tus epatados ojos, muso,

Y de sufrir acaba un raudo pasmo

Al ver, ¡milagro!, claro lo confuso.

 

   Ángel Sáez García

   [email protected]

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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