El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Relato de sucesos fehacientes (II)

RELATO DE SUCESOS FEHACIENTES  (II)

Y ALGUNAS REFLEXIONES AL RESPECTO

(Sigue.)

En el trayecto de regreso o vuelta, desde el módulo, en el que cabía leer en su frontispicio, en letras versales, “TOMA DE MUESTRAS”, hasta casa, como el miedo no me lo había logrado cepillar del todo, a base de risas, sobre todo, me dediqué a rezar padrenuestros, avemarías y glorias. Recordé esa parte del guion (que firma Mike Rich) de la película “Descubriendo a Forrester” (2000), dirigida por Gus Van Sant, cuando William Forrester (Sean Connery) le dice a Jamal Wallace (Rob Brown):

—En algunas culturas se considera de buena suerte llevar o poner algo del revés (en su caso, los calcetines, que le acaba de traer a casa quien conduce un BMW).

—¿Y usted se lo cree? —le replica Jamal.

—No, pero es como rezar. ¿Qué arriesgas? — le contesta Forrester.

¿Qué he sacado en claro de la experiencia?

Confío, deseo y espero (no ser un cínico, porque había escrito en la primera redacción “esperro”, así, sí) que mis amigos Diana y Pío (y, como me considero humano y hasta humanitario, el resto de mis congéneres que sufren o sufran los rigores de la peste o plaga de la COVID) se recuperen pronto de los problemas que padecen. Al parecer, como estoy en contacto con ellos por teléfono, el proceso sigue su curso y van mejorando paulatinamente.

Tras el fiasco europeo de las vacunas, la UE debe sondear, si no quiere quedarse rezagada, atrás, otros terrenos. La vacuna rusa, Sputnik V, y una de las dos chinas pueden solucionarnos antes el problema de desabastecimiento que arrastramos. Acaso tengamos que cepillarnos prejuicios idiotas y ser diligentes a la hora de copiar ajenas medidas inteligentes. Se ha comprobado, a ciencia cierta, que la vacunación propicia que los peligros de infección grave se acorten, estrechen o mengüen sobremanera.

Las recomendaciones que epidemiólogos, microbiólogos y virólogos (ellas y ellos) nos hacen buscan o pretenden alcanzar el fin de que el grueso (el total de la sociedad es una entelequia) de la ciudadanía las cumpla, pues quien no las sigue, a rajatabla, corre riesgos innecesarios y, con las nuevas variantes que pululan por doquier, más virulentas y más rápidas en infectar (así que acaso fuera más coherente hablar, por tanto, de “variantes virurrápidas”), a diestro y siniestro, indiscriminadamente, pone en peligro su salud y su vida y, asimismo, las ajenas.

Nota bene

Después de dar el que espero que sea uno de los últimos paseos interiores de 84 pasos (los he contado varias veces, para cerciorarme; recorriendo el pasillo y entrando en el salón y las tres habitaciones, sin pisar la cocina y el baño) que lleve a cabo durante el presente aislamiento preventivo; habiendo tomado asiento, me dispongo a pasar al papel, al folio, bajo el marbete susodicho, en latín, las ideas que he ido engarzando mientras daba varias tandas de esos 84 pasos mentados.

Como de bien nacido es ser agradecido, doy las gracias a todos (ellas y ellos) los que, habiéndoles llamado la atención que no les enviara con la debida antelación habitual los textos que iba a publicar en mi bitácora, se pusieron en contacto conmigo para conocer la causa; y, además, a cuantas/os no han olvidado felicitarme con la grata ocasión de mi “cincuenta y todos” cumpleaños. Doy doble y noblemente las gracias a mi hermano Miguel Ángel, “el Chato”, por haberme hecho dos días la compra y habérmela traído a casa; y, gracias infinitas, eviternas, a Jesús María Gracia, el vecino del edificio que me ha bajado la basura y dejado en la puerta, colgados del asidero, el pan y EL PAÍS.

Ah; olvidábaseme decir que el resultado de la PCR que me hicieron el 30, día de mi 59 cumpleaños, volvió a ser negativo; y que secundo o apoyo la decisión adoptada por el Gobierno Foral, presidido por María Chivite, de cerrar los interiores de los bares (pero también entiendo el cabreo de los hosteleros, a quienes habría que echarles una mano, claro) a fin de evitar posibles contagios durante la presente Semana Santa.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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