El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

El motivo, por público, sobraba

EL MOTIVO, POR PÚBLICO, SOBRABA

¿QUE CÓMO SE COMPONE UNA URDIDURA?

ASÍ COMO UN OVILLO SE DEVANA

Por lo general, cuando no tengo una idea clara sobre la que discurrir o disertar, aprovecho la oportunidad, o sea, el tiempo de que dispongo, para leer, porque, por propia experiencia, me consta que, estando haciendo tal cosa, he logrado pescar en ocasiones anteriores, en el río revuelto creado por lo trenzado por otro colega, unas veces un besugo y otras un esturión que, tras dar el estirón, devenido adulto, se ufana, al andar repleto de huevas, de exquisito caviar.

Como ayer esa idea cristalina brillaba por su ausencia, me dediqué a (h)ojear, a echarle un ojo (en realidad, los dos, porque no soy ni estoy tuerto) a la entrevista que Gregorio Belinchón le hizo a José Sacristán y apareció publicada en las páginas 54-59 del número 2.346 de EL PAÍS SEMANAL, del pasado domingo 12 de septiembre de 2021.

En un momento de la interviú Sacristán, que recibirá, Deo volente, el próximo lunes 20 el Premio Nacional de Cinematografía (¡muchas felicidades!, ¡enhorabuena!), confiesa: “Yo escribía y leía mucho. Un día, un salesiano, el Pájaro Loco, me pilló en el recreo con un libro, ‘Riverita’, de Armando Palacio Valdés, y me prohibió leer y me obligó a confesar… Mil años después, Amparo (Amparo Pascual, la esposa de Sacristán), que es de Yunquera de Henares, se va a comprar gallinas a un convento salesiano. Preguntó si sobraba un reclinatorio, porque mi amigo Garci y yo sostenemos que hay películas que solo se pueden ver de rodillas, y le señalaron un almacén. Encontró uno destrozado, pidió llevárselo para mí, dio mi nombre, y un salesiano, pálido, le dijo: ‘Sé que nos odia, pero dígale que el Pájaro Loco nos hizo a muchos más daño que a él’”.

Bueno, pues, mutatis mutandis, tres cuartos de lo propio me acaeció (y no me aconteció) a mí. Estando estudiando servidor Octavo curso de Educación General Básica (EGB) en el seminario menor de Navarrete (La Rioja), el sacerdote camilo Salvador Pellicer se comportó de igual forma a la del Pájaro Loco, pero también de contraria u opuesta manera al susodicho.

Me hallaba leyendo “San Camilo, 1936”, la novela de Camilo José Cela, porque había elegido, a voleo, al albur, al azar, dicha obra para hacer un trabajo de Literatura. Conjeturo, intuyo o sospecho que Salvador debió observar en mi cara que aquella labor me procuraba cierta delectación o fruición, que disfrutaba y saboreaba el jugo que iba extrayendo a dicha tarea. Así que me arrebató el libro de las manos, leyó una página o dos y me dijo que yo no estaba preparado para leer aquello (para leer lo estaba, está claro, cristalino, porque era lo que andaba haciendo hasta ese preciso momento, acaso no para entender completamente cuanto leía, pero eso es harina de otro cantar y/o contar). Jesús Arteaga, que nos impartía la asignatura, me trajo, en su lugar, “La colmena”, del mismo autor, que leí con gusto e hice la reseña o sinopsis que nos había solicitado.

Salvador no me dio ninguna razón de peso al respecto, pero no hacía falta; yo la sabía sin que él hubiera tenido que elaborarla mentalmente y proferirla. El motivo, por público, sobraba.

En Navarrete, a cargo del botiquín, estaba Salvador Pellicer. En cierta ocasión, acudí a él para comentarle qué me pasaba, que me había salido una pequeña rojez en el glande, en la cabeza del miembro viril. Le echó un vistazo, me dijo que me aplicara una pomada y, a los pocos días, se solucionó el problema sin que fuera necesario que él me tocara un solo pelo.

Así que cabe ver en el camilo Pellicer el contrapunto del salesiano Pájaro Loco (según se colige del criterio que sobre el mentado vertió otro religioso de la misma orden, de rostro pálido, al menos, aquel día, el de la anécdota de marras, que escuchó y del que fue testigo presencial Amparo, la esposa de Sacristán, quien nos lo refiere).

Aquí cada feriante cuenta cómo le fue, personalmente, a ella/él en la feria.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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