El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¿Nuestra vida es el fiel de la balanza?

¿NUESTRA VIDA ES EL FIEL DE LA BALANZA?

Vaya por delante que no creo en la ley del karma, un dogma para diversas doctrinas, escuelas o religiones, el budismo y el hinduismo, entre otras, verbigracia. Ergo, no comulgo con su idea de que el destino del hombre (hembra o varón), tras morir, dependa de las buenas y malas acciones que coronó en sus existencias anteriores (pues, a pies juntillas, creen, asimismo, en la metempsicosis, la transmigración de las almas). Tampoco creo en la justicia universal (porque ni el cosmos ni el microcosmos, ni el mundo ni el hombre, tienen sentido ni trascendencia), pero sí que me apunto y sumo, de buena gana, a ser cruzado de la causa de la justicia social, bien y/o fin que hay que secundar, promover y perseguir. Solo si Iris no me da un no rotundo cuando vuelva a echármela a los ojos; solo si me pide que espere, como eso acaece en la novela “Persuasión”, de Jane Austen, y en la película “La casa del lago”, dirigida por Alejandro Agresti e interpretada en sus principales papeles por Alex Wyler (Keanu Reeves) y Kate Forster (Sandra Bullock), dándome esperanza (a pesar de lo que dejó escrito en letras de molde Gustave Flaubert, en su correspondencia, que “hay que poner el corazón en el arte, la inteligencia en el comercio del mundo, el cuerpo allá donde se encuentre bien, la bolsa en el bolsillo y la esperanza en ninguna parte”), acaso empiece a considerar que, al menos, el Dios cristiano sí existe.

Ignoro, atento y desocupado lector, seas o te sientas ella, seas o te sientas él, si a ti te pasa lo mismo o tres cuartas partes (pues, regularmente, de los sueños solo se suele hablar con los seres más allegados, amigos íntimos y deudos cercanos) de lo que acostumbra a sucederme a mí, como enseguida te referiré.

Más de una vez he creído haber dado de lleno en el blanco o centro de la diana al comparar mi vida con el fiel de una balanza. Pues, según mi personal modo de ver los asuntos, casos o hechos, mi parecer, hay y puedo aducir más de una razón de peso para apoyar y aquilatar mi perspectiva o punto de vista singular.

Así las cosas, cuando en el platillo o la realidad de mi yo despierto abunda la euforia, para compensar o promediar, en el platillo de la realidad de mi yo dormido y soñador se abre paso la depresión, el fracaso o el naufragio.

Como en el platillo de la vigilia sigue sin ocurrir el coito (y esa realidad, amén de diuturna, es incontestable e incuestionable, pues hace más de dos décadas que no acaece, tal cual), en el platillo que acapara y da amparo o cobijo a mis experiencias, mientras me hallo en los mullidos brazos de Morfeo, ¿es lógico que ese ayuntamiento carnal con mujer bella y placentera pase, sin necesidad de exhibir el pase, o sea, acontezca con placer y sin pesar?

Durante la pandemia, he soñado muchas veces, debido a la ansiedad y/o el estrés, que no había terminado la carrera, que no había aprobado las oposiciones, que, como en mi vida laboral he trabajado de camarero (de barra, de salón o terraza, de comedor), de portero de noche y de profesor, que no daba pie con bola, esto es, una a derechas, cuando ejercía las tareas asignadas a dichos oficios, cuando lo cierto es que fui apto y competente cuando fungí las labores correspondientes a las ocupaciones mentadas.

Quien se sitúe en el centro de mi habitación, en la pared de enfrente, opuesta a la de la cabecera de mi cama, observará, colgados, dos títulos enmarcados, el de Licenciado en Filosofía y Letras (Filología) y el de haber superado el CAP, Certificado de Aptitud Pedagógica. Bueno, pues, como están ahí, desde hace más de tres décadas, y solo los contemplo yo, en un sueño reciente aparecía servidor vistiendo una camiseta blanca, que portaba, reproducidos en ella, los dos títulos susodichos; en la parte ventral, el de la licenciatura; y en la dorsal, el del CAP.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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