DILECTAS ALBA Y LUCÍA
¡FELICIDADES, SOBRINAS!
Hoy, domingo 25 de los corrientes mes y año, cumple años la hija mayor de mi hermana María del Pilar y mi cuñado Jesús, Alba. El pasado miércoles 21 celebró su cumple la hija menor de mi cuñada María José y mi hermano Eusebio, Lucía. Bueno, pues, hace varias semanas, tras adoptar, durante unos breves minutos de inspiración, servidor, tío de ambas, sus sendas personalidades, Lucía procedió a componer la décima primera con la intención de agradar a su prima, pronto galena; y Alba, en mutua correspondencia, juntó los versos que conforman la segunda espinela con el propósito de hacer lo propio con su deudo, ingeniera ya, que mañana, precisamente, empezará a trabajar como tal. No sé, porque no les he preguntado su parecer, si han quedado contentas con sendos resultados, pero yo sí; y a Alba le deseo, con idéntico cariño, lo mismo que deseé a su prima Lucía: ¡muchas felicidades!
QUE NO TE FALTE LA VELA
No marras, Alba, ni un pelo.
A mí me ha rogado el tío,
Tras cuatro días de estío,
Lo mismo: “Borra el recelo,
Y compón, con sumo celo,
Los versos de una espinela;
Que no le falta la vela
En el centro de la misma,
Deshaciendo como un prisma
En gama la luz que anhela”.
Lucía.
¿LOS VERSOS SIRVEN DE ABRIGO?
Barrunto, prima, Lucía,
Que otro tanto habrá pedido
Quien está loco, orate, ido,
Que hagamos cuanto él hacía
Cuando otrora amanecía,
Componer a deudo o amigo
Lo que servía de abrigo
Y era una muestra evidente
De que dejaba sonriente
A quien viajaba contigo.
Alba.
Ángel Sáez García