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Federico Jiménez Losantos: «Los millonarios con el Golpe de Estado»

Un capitalismo de trampa y cartoné: "¿Por qué con Ada Colau en Barcelona y no con Rosa Díez en Colón?

Federico Jiménez Losantos: "Los millonarios con el Golpe de Estado"
Junqueras (ERC), Sánchez (PSOE) y Garamendi (CEOE). PD

Siempre acude al combate Federico Jiménez Losantos y este 20 de junio lo hace feroz, en su larga y detallada columna de Libertad Digital.

Arranca el director de EsRadio con Isabel Díaz Ayuso y algunos de los ‘incidentes‘ que han salpicado su investidura triunfal como presidenta de la Comunidad de Madrid, pero lo mollar, lo esencial de su análisis, es la estopa que da a los grandes conglomerados de comunicación, sobre todo televisivos y a los orondos empresarios, ‘postrados’ ante el socialista Pedro Sánchez.

Insiste Losantos en que España se ha partido en dos, ante el indulto a los golpistas y que no hay, ni puede haber, término medio.

Este es un fragmento de su columna, que él titula ‘Los empresarios con el Golpe de Estado, la Nación se atrinchera en Madrid‘:

Que no vuelva más a quejarse ninguna asociación empresarial, si no echan a Garamendi de la CEOE y rompen con el Círculo de Economía del golpismo de la mala imagen que de los empresarios dan los libros de texto.

Su avaricia, su doblez, su cortoplacismo, su abyecta sumisión ideológica, ese pancismo del Ibex35 que cree que por estar cotizado tiene excusa para servir al Golpe y colaborar mirando a otro lado en la destrucción de España puede olvidarse de cualquier comprensión.

Cuando una Nación lucha por sobrevivir, o se ayuda a la Nación o se ayuda a sus enemigos.

Y los empresarios están ayudando, por activa o por pasiva, a los enemigos del régimen constitucional, de la propiedad privada y de la libertad individual.

Ayer se preguntaba Javier Somalo:

«¿Por qué con Ada Colau en Barcelona y no con Rosa Díez en Colón? ¿Por qué con Garamendi en el Círculo y no con Fernández Lasquetty en la Puerta del Sol? ¿Por qué sufrir plantones, escarceos, pitadas y chantajes si hay ovaciones esperando? Entre todos, dejamos que se oigan más unas cosas que otras huyendo de la auténtica normalidad, la de una España que es decente, quiere trabajar y cree en la Justicia, no en la venganza. Esto último es tan indiscutible como el medio siglo de terrorismo que pasamos sin revanchas personales de las víctimas.»

Y Jorge Bustos, en El Mundo, decía sobre «La otra desafección»:

«Están tan preocupados por la desafección de una élite catalana que no oyen crecer la desafección española, mucho más vigorosa», me escribe un amigo que clavó el 4-M. Ese cabreo sordo está larvándose bajo la alfombra de mentiras que Sánchez ha tendido a los pies del supremacismo indultado. Las élites pisan satisfechas la mullida retórica de la concordia, pero el pueblo empieza a echar miradas torvas a La Bastilla. Los privilegios dejan de tolerarse cuando el agraciado muerde la mano que firma la gracia y reincide en su plan para cegar el reparto, que eso es la autodeterminación. Lo que pasó el 4-M debería haber abierto algunos ojos. Pero si los hubiera abierto, no estaríamos denunciando aquí la ceguera suicida de las élites.»

Traición institucional y complicidad mediática

Esta es la cuestión: esas élites o poderes fácticos, asustados ante Barcelona, han vuelto la espalda a Madrid. Acostumbrados a agacharse ante el poder político, no ven que, al frente de un pueblo harto de ver cómo atropellan sus derechos, marcha a toda velocidad otro poder y otra política.

Y esta ceguera voluntaria del mundo empresarial, que financia la ruina de PRISA y de muchos medios golpistas, además de desfilar como marjorettes cuando Sánchez toca el pito, se convierte en alta traición cuando hablamos de instituciones como el Gobierno, la Fiscalía General del Estado, no pocos jueces con ganas de ascender y varios partidos políticos que deberían estar ilegalizados, como hijos felices del terror y padres del golpismo irredento.

Esa ceguera y esa traición son, sin embargo, ocultados por unos medios de comunicación masivamente alineados con el Golpe de Estado asumido por Sánchez.

Si la reacción popular de Madrid, hija del hartazgo y del agravio no es percibida como una ola de indignación nacional, aunque lo sea, se debe a la férrea censura que sobre la realidad impone el dominio de esos medios sobre todo audiovisuales, por parte de la Izquierda y del separatismo de toda laya, entregados al diario y feroz linchamiento de Vox.

Que buena parte de la culpa de esa entrega a la Izquierda la tenga el PP no alivia el problema ni, menos aún, lo resuelve. Pero es la clave del desastre.

Si los medios denunciaran habitualmente las trolas de Sánchez, no mentiría tanto.

Si los escándalos del PSOE actual fueran tan aireados y criticados como los del PP de ayer, los sociatas habrían tenido ya que huir de España.

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