Es para miccionar y no echar gota. La Guardia Civil, en una operación llevada con la mayor discreción posible para evitar soplos, detiene el 23 de septiembre de 2019 a varios CDR en distintos puntos de Cataluña. Lo lógico, con la posibilidad latente de que aún se produzcan detenciones, es que el Gobierno de España respalde a sus agentes. Pero no. Resulta que lo que ha provocado este dispositivo es un enfado tremendo tanto en La Moncloa como en el Ministerio del Interior.
Tal y como cuenta este 26 de septiembre de 2019 el diario El Mundo, ha sido el propio titular de la cartera de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien reunió a los mandos de la Benemérita para echarles una bronca de abrigo por entender que no habían informado con todo detalle y con tiempo suficiente de las acciones a cometer contra los CDR.
Lo cierto es que el rebote ya venía desde el Palacio de La Moncloa porque su presidente en funciones, Pedro Sánchez, de viaje en Nueva York, fue preguntado nada más llegar a esa ciudad por detalles de ese dispositivo y se quedó con cara de topo sorprendido.
Sorprende, sin duda, que ni presidente ni ministro supieran de una operación tan relevante, aunque los propios responsables de la operación aseguraron en la reunión con el ministro que habían transmitido de forma correcta la importancia de la operación el 20 de septiembre de 2019 y que en ese momento no se podía aventurar la localización de explosivos.