Feo panorama le pinta Raúl del Pozo a Pedro Sánchez.
El columnista de la contraportada de El Mundo tiene claro que el presidente del Gobierno va a tener que afanarse a fondo para conseguir una cierta tranquilidad de aquí al 2023, cuando se celebrarán las elecciones generales.
Y fácil no lo va tener porque, según expone Del Pozo, el inquilino de La Moncloa no solo se verá obligado a ceder a las presiones de su socio en el Ejecutivo, Unidas Podemos, sino que también tendrá que contentar a quienes externamente le sostienen en la poltrona, separatistas y nacionalistas.
Como aperitivo de los nubarrones que acechan a Sánchez, está la Ley de Vivienda:
Decía el renco de las espuelas de oro que uno más uno no somos nada y que juntos somos todo. Ahora nadie responde a la llamada de juntos somos más fuertes. Observen cómo ante la Ley de la Vivienda, aún no debatida, los que la proponen dicen que es hazaña histórica y los otros que es intervencionista y espantará la inversión inmobiliaria. Se vota a la contra en el Congreso, como en las elecciones que esta vez van a ser más abiertas que nunca.
Raúl del Pozo rescata la pesadilla que rompe los sueños de los socialistas, el 4-M, donde Isabel Díaz Ayuso (PP) no es que ganase, es que ella sola arrasó a todas las fuerzas de izquierdas:
Se decía en la Transición que los españoles eran de centroizquierda y eso era un cuento. Hubo mayorías absolutas del PP, que ahora mismo puede volver a ganar, como se vio en el tráiler de Madrid, donde arrasó.
Lo que más temen los del PSOE y los del PP es a sus aliados. Unos al Frankenstein, otros a los de su derecha. También temen a la movilización de campanarios e identidades en provincias que quieren seguir existiendo. El periodista Pablo Iglesias lo ha dicho: «La fractura territorial no alude sólo a la plurinacionalidad. Puede haber una revolución electoral de partidos provinciales sin más objetivo que defender a sus provincias».
El escritor del diario de Unidad Editorial esboza cuáles son los planes de Pedro Sánchez, un político que cada vez cuenta con menos cariño entre los españoles:
Apunta que el primer obstáculo de cara a tener aprobados los PGE lo acaba de superar plegándose a las exigencias podemitas:Los planes de Pedro Sánchez serían superar la pandemia, esperar la llegada de fondos europeos y aguantar con la impopularidad de su Gobierno hasta finales del año 2023, cuando convocaría elecciones. Resistir no va a ser fácil. A este Gobierno no es que lo abucheen, es que hay un sector de la población que lo lapidaría si pudiese.
Pedro se propuso en 2022 aprobar unos Presupuestos que prorrogaría después para llegar a las elecciones sin malas compañías. Las cuentas del Estado han superado el primer obstáculo con el acuerdo PSOE-Unidas Podemos que obliga a las grandes compañías a bajar los alquileres y a dar un bono de 250 euros a los ciudadanos entre 18 y 35 años. Los podemitas dicen que el Gobierno gobierna y la coalición goza de buena salud.
Pero ahora viene la parte más complicada, que le apoyen las cuentas al menos 21 diputados de las fuerzas ajenas al pacto PSOE-Unidas Podemos:
Ahora viene lo imposible: lograr que les voten los 21 diputados del Gobierno roto. Ya están hablando de la infrafinanciación, del modelo injusto y caduco. Van a exigir la autodeterminación y la amnistía de boquilla, que significa fingir veracidad. Pero lo que van a exigir es un rescate de Cataluña. En el futuro es posible que Pedro Sánchez prorrogue los Presupuestos y rompa con los secesionistas, si sospecha que con esos socios no puede ganar las elecciones.
