La determinación del tercer lunes de enero como el día más triste del año tiene muy poco o nada de matemático, pero sí engloba un razonamiento con algo de sentido común.
Según apuntan todas las averiguaciones, parece que inicialmente el BLUE MONDAY no fue más que un producto de marketing, el germen de una campaña publicitaria para activar el sector turístico británico, precisamente en su temporada más baja.
Aunque luego quedaran sobredimensionados, y llegaran incluso a correlacionar bajo la forma de supuestas conclusiones científicas (o, casi, pseudocientíficas), lo cierto es que sí hay algunos factores interesantes sobre los cuales se basaron en la Universidad de Cardiff para averiguar cuál podía ser el día más triste del año a nivel globalizado.
De la siguiente manera, tienen mucho sentido algunas particularidades que confluyen en ese controvertido lunes del mes de enero:
- Pasan alrededor de tres semanas desde el fin de las vacaciones de Navidad, que en países anglosajones culminan después de año nuevo, pues ellos no celebran nuestros Reyes y, llegados a este punto, la población de medio mundo ya se ha habituado de nuevo al ritmo frenético de un trimestre de laboral y académico que, dicho sea de paso, es el más largo de todos los trimestres en el sentido en el que transcurren más semanas desde su inicio hasta las siguientes vacaciones.
- Además, con un poco de perspectiva, semanas después del cambio de año tomamos finalmente conciencia de lo difícil que era llevar a cabo los propósitos para el año venidero, y nos desinflamos después de altas dosis de motivación inicial, dándonos cuenta de que mucho de lo que queríamos conseguir es, en realidad, mas inalcanzable de lo que quisimos creer.
- Todo ello transcurre en un contexto climático bien determinado: estamos en invierno en el hemisferio norte, y sobre estas fechas le hacemos frente a las temperaturas más frías, los días mas grises, más lluviosos, más inhóspitos… En definitiva, los que más afectan a nuestro estado de ánimo.
- Por último, y no menos importante, alrededor del día 20 de cada mes tienen por ‘mala’ costumbre los bancos pasarnos los cargos de nuestras tarjetas de crédito… Es ahora cuando nos enfrentamos a las auténticas evidencias de la cuesta de enero, es ahora cuando nos enfrentamos a pago de las facturas de todo lo que gastamos de más en los meses de mayor consumo del año, que nos son otros que noviembre y, muy especialmente, el mes de diciembre.
¿Cuál es la medicina? ¿Cómo le hacemos frente a tanto desasosiego? Aquí residen algunas de las claves que hemos de tener en cuenta para no dejarnos embriagar por el lunes más triste del año:
- Empecemos la semana como cualquier otra semana del año.
- No pensemos en el lunes, ni en el martes, sino en aquellas tareas en las que podamos ir avanzando y que podamos ir logrando con eficacia.
- Hagamos planes a medio plazo que contengan siempre metas realistas y asequibles.
- Gestionemos nuestras finanzas con precaución, dedicando recursos al ahorro para darnos tranquilidad psicológica también en este sentido.
- Introduzcamos en nuestras rutinas diarias espacios de ocio y tiempo de esparcimiento, con posibilidad de dedicarnos al cuidado de las relaciones, sociales, la familia y todo aquello a lo que le demos valor.