El té amarillo (en chino, 黃茶; pinyin, huángchá) suele ser un té especial procesado de forma parecida al té verde, pero con una fase de producción añadida. Tras la fijación, el proceso que permite parar la oxidación del té, se procede a cubrir la hoja una tela húmeda. Esto da lugar a una oxidación no enzimática, y es lo que realmente caracteriza este té. Después la hoja se seca y se repite el proceso una segunda vez. Este té tiene por lo general una apariencia y olor diferentes a los del té blanco o verde. El aroma se confunde a veces con el del té negro si se cura con otras hierbas, pero su sabor sigue siendo un punto medio entre el té blanco y el verde, según wp.
Es rico en antioxidantes: algunos estudios confirman que su poder antioxidante es mayor que el de el té verde así como el contenido en flavonoides. Esto lo convierte en un buen aliado para combatir los signos del envejecimiento de la piel.
Mejora la digestión: al ser preparado por un proceso de oxidación lenta conserva sus enzimas y metabolitos por lo que este té es mucho más ligero que otros y, por lo tanto, más beneficioso para el estómago.
Colabora en un buen funcionamiento del intestino: es una de las propiedades del té amarillo, puede reducir los trastornos intestinales previniendo la aparición de diarreas y estreñimiento.
Ayuda a eliminar toxinas: al ser un estimulante hepático puede colaborar en el proceso de liberación y eliminación de toxinas, ayudando a reducir la carga metabólica, según em.
Huesos fuertes: este té contiene flúor por lo que consumirlo en cantidades razonables, no hay que excederse, colabora en la salud de nuestros dientes y de huesos. Previene la osteoporosis y la osteosclerosis.
Muy Importante: Consulte siempre a su médico para conocer los detalles concretos de su perfil y si es aconsejable o no para usted.
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