Una muestra de delicadeza y originalidad que se despliega en multitud de matices, que se pueden adjetivar como aromático, fresco, equilibrado, elegante, armonioso, delicado… Estos son algunos de los rasgos que definen con mayor precisión a este original rosado de Bodegas Arrayán. Un vino elaborado cien por cien con garnacha peluda, una uva autóctona minoritaria y recuperada en 2015 por Maite Sánchez, enóloga de la bodega, en los viñedos de Santa Cruz de Retamar (Toledo).
Arrayán, que cuenta con la certificación ecológica desde 2016, ha tenido desde sus comienzos un objetivo claro: lograr que la viña manifieste con rotundidad la expresión de cada terruño, practicando una viticultura respetuosa con el medio ambiente y favoreciendo la biodiversidad y el equilibrio. Un ejemplo claro es este Arrayán Rosado de Garnacha 2021 que cabe definir como un vino auténtico y expresivo que muestra a la perfección el lugar en donde nace.
La Finca La Verdosa está situada en el noroeste de la provincia de Toledo, en el término municipal de Santa Cruz del Retamar. Una zona arbolada, con primacía de encinas centenarias y abundante romero, tomillo, jara y lavanda y en donde están plantadas, entre otras, ocho variedades autóctonas experimentales, como es el caso de esta garnacha peluda de más de 23 años, injertada en viñas de merlot, en suelos arenosos y a una altitud de 510 metros sobre el nivel del mar.
Tras la vendimia manual en cajas de 20 kilos, las uvas se mantienen refrigeradas a 4 grados antes del encubado. Se elabora mediante prensado directo y fermenta de manera espontánea en huevo de barro de 800 litros. El resultado es un vino rosa pálido con tonos cobrizos. Floral y con notas a fruta roja (fresas, frambuesas), en nariz es aromático, sutil, elegante, armonioso, mineral y con una gran acidez. Arrayán Rosado de Garnacha 2021 es en suma la delicadeza y la originalidad de un rosado pensado para disfrutar. Su PVP es de 16 €.
Arrayán nació en 1999 como iniciativa personal de José María Entrecanales y María Marsans, con un evidente trasfondo de pasión vinícola. La llegada de la enóloga Maite Sánchez en 2009 marca una nueva etapa tanto en la elaboración de los vinos ya existentes como en el empeño de incorporar variedades autóctonas a su gama –albillo real, garnacha peluda, garnacha blanca, garnacha gris, mizancho…– procedentes de un entorno único, dando a luz vinos que han llegado al corazón de una nueva generación de consumidores. En Arrayán, la sintonía con estos nuevos amantes del vino es evidente, tanto en lo que respecta al trabajo de Maite Sánchez, como a la labor de María Marsans, que asumió la responsabilidad de dirigir la bodega en 2009 y que hoy comparte con sus hijos Alejandro y Mariana.
