El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CXCIX)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CXCIX)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Cuando escribes “te digo, humildemente, que me creo que conoces el imperativo categórico de Kant, pero la práctica suele ir por otros derroteros…” yo lo interpreto de la siguiente guisa (ya me dirás si marro o acierto): Me consta que sabes la letra (la teoría), pero con la música (en la práctica) no das pie con bola; o, si lo prefieres, dices, pero no haces. Que eres un incoherente o un inconsecuente, vaya. Sobreentendiéndose lo que continúa. No como yo, que, cuando no soy la caraba, soy la repanocha, la repera, la reoca.

No sé qué es lo que pretendías dar a entender con el primero de los párrafos de tu escolio, de veras. Si con él has intentado poco más o menos esto, coger una piedra del suelo con tu mano y lanzarla contra mí, te confirmo que no has hecho diana con ella, que no me ha dañado; es más, tengo para mí que en su corta trayectoria el proyectil se ha disipado, esfumado, evaporado.

Imagino que, si Cristo te hubiera visto en la hipotética disposición descrita de querer apedrearme, te hubiera espetado lo que conoces: si estás libre de pecado, lánzala. Y, tal vez, hubiera agregado esto: solo espero que no obre a manera de un bumerán.

Si no nos ponemos de acuerdo en qué significan las palabras que usamos, difícilmente entenderemos los razonamientos que hacemos (ni tú los míos, ni yo los tuyos). La humildad (“virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”) no está enfrentada (no es lo contrario u opuesto, como, al parecer, quieres dar a entender, en el caso que propones de la beata Teresa de Calcuta) con la energía (“eficacia, poder, virtud para obrar”) ni el coraje (“impetuosa decisión y esfuerzo de ánimo, valor”). Ni con la inopia argumental. Ser humilde no significa tener que dejar de dar las razones que uno advierte para apoyar la idea o tesis que uno tiene sobre la materia que sea.

Espero y deseo que no me eches en cara haber ejercido aquí de charrán, al haberme acogido a tu “conviene ser un poco tunante, para jugar con las mismas armas que tu adversario”.

Como sabes, desde don Pedro Calderón de la Barca, el mundo es un gran teatro. Las obras se representan por doquier. Y hay mucho teatro dentro del teatro. Hasta este, nuestro blog, a veces, semeja un teatro, que tiene la virtud de contener ene unidades de ellos.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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