El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCLXVIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCLXVIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor

He vuelto a comprobar que el DRAE aún no ha admitido la entrada del vocablo “muete” (tan tudelano, que viene a significar mocete, mozalbete) y a confirmar que tres cuartos de lo propio ocurre con tu “moete”, que tampoco ha logrado abrirse paso en el mismo.

Asimismo, he ratificado que, como te acaece a ti, también me sucede a mí lo de los muchos momentos en los que, por unas razones o por otras, algo me suele traer a las mientes ese lugar de La Rioja que llevaré en el corazón (cor, cordis, en latín, significa corazón) con razón, mientras viva y gobierne mi mente.

Sé que es una manera de hablar, de narrar, pero, como te consta, el tiempo (y el espacio), si hacemos caso a Immanuel Kant (para quien el susodicho no es un concepto, sino una forma pura de la intuición sensible), no pasa, pasamos nosotros.

Celebro que te haya gustado el quinto verso, “Orillas de la memoria” (como mi mente semeja una noria que, en vez de agua, saca coplillas, te propongo este otro octosílabo, “Coplillas saca mi noria”, por si te peta igualmente). Tu parecer ha venido a confirmar la vigencia del dicho. Como se predica del toro que sale por el chiquero y el toril en ese lugar, te guste o no la tauromaquia, “no hay quinto malo”.

Ya veremos. Demos tiempo al tiempo. Ahora bien, si no lo urdo yo, acaso seas tú quien aproveche la oportunidad y te pongas a ello y consigas trenzarlo y firmarlo.

Por lo que colijo, tras leer por primera vez el poema, al parecer, a Rosalía de Castro el reconocimiento o predicamento ajeno (amor y gloria ganados a pulso entre sus lectores por haber coronado sus obras literarias) le importa menos que su ilusión, su pasión preferida, seguir urdiendo versos y recibiendo de estos dulces besos.

Me encanta estar entre amigos (porque es cuando más disfruto, un montón) y compartir y repartir con ellos asuntos de conversación y opiniones libres, brindis, caldos, horas de ocio, recuerdos, risas (hasta llorar), viandas, etc.

Lo mismo te desea (a ti y a los tuyos) quien te (os) saluda, aprecia, agradece y abraza (o besa),

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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