El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Ya he procedido a subsanar el yerro

YA HE PROCEDIDO A SUBSANAR EL YERRO

Dilecta Pilar:

Muchas (infinitas o eviternas) gracias, por haberme enviado esos parágrafos clarificadores de tu tesis doctoral sobre el peliagudo asunto en cuestión, la revista Papageno y su director, Julio Antonio Gómez. Ya he procedido a subsanar el yerro de y en mi epístola, al que, sin querer, me habías empujado a cometer tú. Si, en esta ocasión u oportunidad, por ti había caído en el pozo de la equivocación, a ti, y solo a ti, te debo haber salido incólume de él, sentirme salvado.

Esta mañana he leído tu columna “Calentamiento político”, en el Heraldo. La arrancas, como si hubieras entrado en un ascensor con el lector (ella o él), hablando del tiempo atmosférico (de las idas y venidas inesperadas de, ¿cómo lo has llamado tú?, “otro coletazo invernal”, que afecta a todo quisque, incluida “la especie política”, que, velis nolis, no consigue librarse de él. Ignoro si algún partido (o varios), como en medio de la campaña electoral acaecerá la Semana Santa, vivirá su particular viacrucis (seguido, o no, de sus posteriores muerte y resurrección).

¿Habrá periodista o medio de comunicación que saque a relucir las numerosas contradicciones en las que han incurrido y que cabe identificar en los dichos y hechos de los primeros y segundos espadas de las diversas formaciones que concurren a los comicios generales del próximo 28-A? ¿Cuántos (ellas y ellos) han sentido que los bumeranes que lanzaron contra sus adversarios les han golpeado inopinadamente a ellos?

Has estado exagerada en el aserto con el que has finado el segundo de los parágrafos de tu texto: “Pero las cosas nunca son como parecen”. Para desdramatizar, añadiré que me he visto espoleado por la tuya y he querido contribuir con la mía, que me dispongo a formular y agregar al sumatorio hiperbólico: “Pero las losas siempre esperan cubrir las tumbas en las que serán enterrados los que perecen”.

El tercer párrafo de tu escrito lo resumo así, con un “dime de qué abundas o presumes, que ya me encargaré yo de referirte de qué andas escaso o falto” o, en su defecto, con un “indícame tus virtudes, que ya te señalaré yo tus vicios”.

En el cuarto y el quinto de los parágrafos de tu columna criticas a los partidos que pretenden, ora la cuadratura del círculo, ora un (otro) imposible, andar entre dos aguas sin mojarse.

Y acabas con la mención de la esperanza, un cielo y un erebo. Ya sabes: la doble visión, la cara y la cruz, que Nietzsche advirtió en ella: “la esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte” y “la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”.

Buen “finde”.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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