El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Las alimañas no tienen conciencia

LAS ALIMAÑAS NO TIENEN CONCIENCIA

Dilecta Pilar:

Esta mañana ha habido suerte (me he hecho con un ejemplar) y he podido leer tu artículo hodierno en el Heraldo de Aragón, “El escritor mimético”, que me ha recordado un episodio de la serie “House”, en concreto, el titulado “Remordimientos”, en el que una psicópata lo era por varios motivos, por haber sufrido durante la adolescencia abusos por parte de su propio padre (como a Trece le confiesa y confirma la hermana mayor de la paciente), y por la enfermedad de Wilson, que sufre; y que, aparentemente, empieza a dejar de serlo cuando le es diagnosticado el mal que padecía, y prescrita la dosis adecuada del medicamento que le ayuda a eliminar la acumulación de cobre en los tejidos, que, de manera natural y normal, su cuerpo no podía.

De forma resumida, te cuento el susodicho episodio. Valeria, una fémina veinteañera llega al hospital Princeton Plainsboro con una intensa otalgia y arritmias. Es una ejecutiva exitosa y atractiva. House se hace cargo del caso por su belleza. Del equipo, solo la doctora Remy Hadley, Trece, logra centrarse en la etiología y la sintomatología de la enfermedad de la paciente y diagnosticar lo que le está acaeciendo. Tras coronar un exhaustivo cuestionario y varias pruebas diagnósticas a Valeria, la paciente, descubre que la mujer es incapaz de sentir las emociones normales del común de los mortales, el dolor o el amor ajenos, o sea, que da muestras evidentes de una clara falta de empatía. En plata, se trata de una psicópata que usa la mentira de manera patológica. Su propio marido descubre, horrorizado, frustrado, que vivía con una desconocida, maléfica, manipuladora, que solo iba en busca de su dinero. Mientras, House hará lo posible por limpiar su conciencia que ha sido manchada por un episodio pretérito (para probar que un profesor le tenía ojeriza, cambió su trabajo por el de uno de sus compañeros de Facultad, Lorenzo Wibberly, que, tras mentirle también sobre por qué va a perder la casa donde vive y sobre su pasado, al final, reconoce que perdió la licencia médica por su adicción al juego) que le provoca remordimientos.

“Hasta las alimañas tienen conciencia”, escribes que pensaba en sus adentros esa representación del personaje, José Antonio Urruticoechea Bengoechea, alias ‘Josu Ternera’, que haces tú, intentando interiorizarte en o mimetizarte con él (pero sin conseguir entender su vil comportamiento ni salvarlo). Parece ser que hay pruebas diagnósticas que descartan ese hecho en un/a psicópata.

En estos tiempos nuestros, poco dados al elogio de Otramotro, has estado a la altura de las circunstancias, al homenajear a las víctimas (das sus nombres en el último párrafo: “Ángel, Rocío, las dos Silvias y las gemelas Míriam y Esther”) y recordar a quien, según todos los indicios, dio la orden en ETA para que se atentara contra el cuartel de la Benemérita en Zaragoza en 1987, cuando ambos, tú y yo, y el resto de nuestros émulos, cursábamos allí el último año de nuestra carrera, Filología Hispánica.

Buen “finde”.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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