El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Está claro el propósito de Funes

ESTÁ CLARO EL PROPÓSITO DE FUNES

¿SE TE ATRAGANTARÁ, MARGA, “EL DESQUITE”?

Ayer, por la tarde, mientras releía el canto vigésimo quinto del Infierno de “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, repetí, de manera instintiva, el mismo gesto que allí refiere el susodicho que hizo, o sea, que me puse el dedo índice de mi mano diestra sobre la boca, desde la nariz al que ahora voy a mentar, el mentón (no a la barba, que menciona Dante, porque, aunque hace dos o tres años la llevé, no he vuelto a dejármela desde que me deshice de ella). Ese gesto fue clave o la llave, porque, por extraño que parezca, logré colarme entre y confundirme y fundirme con las palabras que sobrenadaban la página 162, sepia, del libro que releía, y me vi acompañado por el florentino y su guía y/o mentor, Virgilio, y guipé lo mismo que guiparon ellos, cómo la serpiente de seis patas se abalanzó sobre uno de los tres espíritus condenados, cómo le oprimió con su media docena de miembros el vientre, los brazos y los muslos y cómo le dio sendos mordiscos en sus mofletes. La fusión y la confusión de la fiera (con) el culpable fueron plenas, completas.

Si cuanto acabo de contarte, atento y desocupado lector, seas ella o él, te parece increíble, por inverosímil, aún más difícil de creer te parecerá (aseguro auguro y aventuro) lo que me dispongo a narrarte (mi intención es hacerlo con arte; ya veremos si lo consigo o no), porque yo, que lo presencié, que lo contemplé con mis propios ojos, no me creo ni mucho, ni poco, ni nada (de nada), que aquello, de verdad (de la buena), acaeciera.

El lagarto resultante tomó, por arte de magia, la apariencia de la lagarta que más le hartó (harta y hartará, por culpa de su prodigiosa memoria) a Funes (a quien muchos de sus paisanos conocen y/o se refieren a él con el mote o sobrenombre de “Pilón”, desde que, siendo un niño de corta edad, cierto día de agosto, se cayera tres veces, tres, todo un récord, en él), personaje tan memorioso como memorable, M. T. L. (son las letras iniciales, verdaderas, del nombre y los apellidos reales de la susodicha lagarta), a quien Funes llamó, llama y llamará (hasta cuando se haya extinguido su postrera llama o llamarada) Marga, por haberle dejado en la piel, en los labios, en la lengua y en el alma, la sensación más amarga de su vida; que conoció otrora, en la habitación de un hotel de Barcelona, y allí le dejó que él le fuera quitando la ropa y las botas, hasta quedarse ella en bragas, que le besara donde a él le diera la gana, que le sacara brillo a sus pezones,…, pero, al día siguiente, no acudió, haciendo trizas el acuerdo, pisoteando lo pactado, a la citada hora matutina en el mismo sitio, para culminar el segundo encuentro con el deseado ayuntamiento o coito.

Mañana Funes (eso acaba de comunicarme por “guasap”) comenzará a escribir “El desquite”, la novela que anda rondándole la testa desde hace más de una década.

Está claro el propósito de Funes: que Emetele se arrastre por el fango / mientras escucha música de tango / (¿el “Volver”, de Gardel?), o de fandango.

Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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