El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Yo no he sido tan guapo como entonces

YO NO HE SIDO TAN GUAPO COMO ENTONCES

PREFERÍ LAS ANTÍPODAS AL TRULLO

“Esto ocurrió en un tiempo y en un país en que muchos de nosotros estábamos enamorados de la vida. ¿Os acordáis?, ¿os lo han contado acaso? Estimábamos a nuestros políticos y confiábamos en ellos. Confiábamos también en los periódicos y en los periodistas, y los admirábamos, y había muchos jóvenes que querían ser periodistas”.

Luis Landero, en la página 195 de esa fuente o pozo inagotable de inspiración que es “El huerto de Emerson”.

Yo no he sido tan guapo como entonces. Y jamás volveré a serlo, qué pena, en los años que resten de existencia, por mucho que me operen o me quieran, por mucho que me pongan o me quiten. Nunca me he visto más inteligente, ni más innovador en las ideas, ni más dicharachero, un bululú/cuentacuentos, que cuando me sentí el centro del mundo, al ser correspondido por mi amada.

Yo no he sido tan guapo como entonces, cuando los cuentos de hadas se engarzaban, cuando los hados me eran favorables, y todo me salía a la primera; y, si algo deseaba por la noche, antes del mediodía se cumplía.

Ella era profesora de francés y yo era el que impartía ortografía, música, religión, geografía, historia y, además, filosofía. “Comodín” me llamaban, “sustituto”. “Deberían llamarte ‘prostituto’”, solía agregar ella, una zumbona.

Yo no he sido tan guapo como entonces, cuando ella era María y yo José en el belén viviente del colegio; cuando ella era la musa de mis versos y el edredón mejor para el invierno.

Yo no he sido tan guapo como entonces, cuando ella mejoraba nuestro dúo, cuando ella optimizaba nuestro tándem; cuando ella me inspiraba las paellas y yo a mi estro sus tartas de manzana; cuando por cada verso endecasílabo que parte de un cuarteto o de un terceto formaba y, a la postre, de un soneto, un beso inolvidable ella me daba con los labios más sabios que he catado.

Pero todo se fue al garete cuando enfermó Andrés, el profe de latín. Tuvieron que operarle, a vida o muerte, de un cáncer en el colon varias veces. Tras permanecer un año de baja, por incapacidad, lo jubilaron. Así que contrataron a Juan Félix, y todo el edificio levantado por este servidor se vino abajo (¿no sabe quien baraja la baraja que las cartas, los naipes, son endebles?), porque Juan Félix era “atracativo”, más joven y más guapo que este menda; y tenía la barba más cerrada y mejor perfilada que la mía. Y en todo o casi todo me ganaba. Y luego comprobé que él era un íncubo; y que Leyre, con ye, era todo un súcubo, que hacia él sus esmeraldas dirigía y lametones daba sin recato.

Determiné irme a la isla de Tasmania (preferí las antípodas al trullo) para no cometer dos homicidios.

   Eladio Golosinas, “Metaplasmo”.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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